_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Biedma

La esperanza de que las cosas puedan cambiar se vuelve poco a poco una quimera

Julio Llamazares

Ignoro el número de personas que se manifestarán hoy en Cataluña a favor de la independencia (o, las más eufemísticas, del “derecho a decidir”), pero de lo que estoy seguro es de que habrá guerra de cifras, acusaciones cruzadas, amenazas veladas y no tan veladas entre los partidarios del referéndum por la independencia y de los que se oponen frontalmente a él. Es la deriva que las relaciones entre España y Cataluña han tomado últimamente sin que nadie acierte a explicarse la verdadera razón de ello y, lo que es más preocupante, sin que nadie sea capaz de reconducirla.

Escuchando y leyendo las opiniones de quienes acostumbran a verterlas en los medios o las de quienes las esgrimen en los establecimientos públicos, normalmente, a voz en grito, la esperanza de que las cosas puedan cambiar se vuelve poco a poco una quimera, pues en este país, ya se sabe, la descalificación y el insulto son las formas principales de discusión. Si a ello le añadimos la radicalización progresiva de algunos protagonistas, el inmovilismo de otros, la incapacidad de la mayoría para sentarse a hablar y arreglar las cosas civilizadamente, es normal que el pesimismo cunda entre una población que a los efectos de la crisis y de la corrupción política suma ahora el miedo a una ucranización del país, algo no tan impensable ni tan utópico a tenor de sus antecedentes: “De todas las historias de la historia / sin duda la más triste es la de España / porque termina mal”, escribió Jaime Gil de Biedma no hace tanto tiempo aún.

Así las cosas, a uno, que es un iluso, le gustaría evocar ahora aquellos otros versos del poeta barcelonés cuya memoria harían bien en rescatar unos y otros: “A menudo he pensado en otra historia / distinta y menos simple, en otra España”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_