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YouTube acaba de perfeccionar el arte de reírse de un videoclip

Las parodias de vídeos de Britney Spears, Céline Dion y Shakira se han convertido en la nueva comidilla de la Red

Decía Henry Jenkins, un experto en esta cultura participativa propiciada por las nuevas tecnologías que está caracterizando nuestra era, que el fan no sólo es espectador, sino consumidor crítico y vanguardia. El futuro, en definitiva, es él. Y las últimas semanas se han empeñado en darle la razón. la prueba, por supuesto, está en YouTube.

En particular, en tres recientes casos: los de Gal Volinez, Richard Dunn y Mario Wienerroither. Eran apenas unos desconocidos hasta que sus creaciones subidas a la plataforma se han convertido en fenómenos virales con millones de visitas. El primero ha situado su versión del Work Bitch, de la siempre viralizable Britney Spears; el segundo, con una melodramática versión del All by Myself, de Celine Dion, en un aeropuerto desierto ha logrado que la propia artista canadiense se fije en él; mientras que el tercero despoja de toda música videoclips célebres dejando sólo el sonido en bruto: ruidos, zapateos, roces y palmadas es lo único que se escucha.

“Cuando decidí hacer el vídeo, quería que fuera viral”, ha admitido Gal Volinez. Este artista israelí se ha transformado en el nuevo gran impersonator de Britney Spears, pese a que asegura no ser fan de la ex chica Disney y pese a que su físico poco tiene que ver con el estereotipo de estrella pop. Este joven con sobrepeso más que visible se ha grabado imitando la coreografía del vídeo de Work Bitch de Spears y ha cortado y pegado su imagen allá donde Britney aparecía. Es decir: en vez de disfrutar de los contoneos (pocos ya) de la princesa del pop, vemos a Volinez meneándose sensualmente con una energía fuera de lo común.

Richard Dunn, por su parte, no tenía intención alguna de convertirse en la nueva estrella de YouTube cuando se quedó tirado en el aeropuerto de Las Vegas y decidió grabarse a sí mismo haciendo playback del All by Myself, el clásico de Celine Dion. Pero lo logró. Lo cierto es que el clip es todo un ejemplo de técnica: utilizando su iPhone y un escenario como el aeropuerto McCarren, Dunn aprovechó todos los recursos posibles del espacio, desde un carro de equipaje para filmar los travellings, hasta su propio equipaje de mano o las escaleras mecánicas del aeródromo. ¿La respuesta de Celine Dion ante tal prodigio de creatividad? Que la próxima vez que se quede colgado en Las Vegas se pasee por su show.

Mario Wienerroither, finalmente, en vez de figurar sustituyendo a las celebridades que admira ha decidido deconstruirlas. Su serie Musicless Musicvideo arrancó hace poco más de un año pero ha alcanzado la popularidad global en los últimos meses de la mano de Shakira, Rihanna, David Bowie y Mick Jagger. Más bien del sonido bruto de sus movimientos.

Los remixes que realiza de videos populares eliminando la música y enfatizando el sonido de los gestos son tan absurdos como divertidos, y reducen el relato sonoro de lo que vemos a la mínima expresión: al golpe de cuerpos, al choque y al crujido. Puro slapstick.

O si no, ¿de qué otra manera interpretar la versión de Dancing in the Street de Bowie y Jagger que como una sesión de gimnasia para sexagenarios con swing?

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