Un juez iraní cita a Mark Zuckenberg por “violación de privacidad”
La decisión se enmarca dentro de la política de este país para restringir el uso de las redes sociales
Si alguien sabe atraer la atención internacional son los jueces iraníes. Su penúltima ocurrencia, citar a declarar al “director sionista de Facebook” por violación de privacidad en Instagram y Whatsapp, dos aplicaciones de su propiedad. Las posibilidades de que Mark Zuckerberg acuda al juzgado de la provincia de Fars que le reclama son menores que las de un acuerdo nuclear entre Irán y las seis grandes potencias. El asunto vuelve a poner en evidencia que los recalcitrantes del régimen buscan crear dificultades al presidente Hasan Rohani.
“De acuerdo con el fallo judicial, el director sionista de la compañía Facebook, o el abogado que le represente, debe presentarse ante el tribunal para defenderse y hacer frente a las eventuales compensaciones por daños”, ha manifestado un responsable de la seguridad en internet citado por la agencia semioficial Isna, en referencia al origen judío de Zuckerberg.
Según la misma fuente, el multimillonario estadounidense es objeto de una demanda por “violación de la vida privada” que habrían interpuesto varios usuarios iraníes de Instagram y WhatsApp, ambas filiales de Facebook. La información, de la que se han hecho eco todos los medios iraníes, no identifica a los demandantes, presumiblemente afectos al sector más inmovilista del régimen iraní. Significativamente, a principios de mes Rohani vetó un proyecto para prohibir la aplicación de mensajería de móvil.
El acceso a Internet siempre ha estado estrechamente vigilado en Irán. En 2009, a raíz de las multitudinarias protestas que siguieron a las controvertidas elecciones presidenciales, las autoridades bloquearon Facebook y Twitter, y restringieron aún más el ancho de banda. Pero con la llegada al Gobierno de Rohani el año pasado, los iraníes, dos tercios de los cuales tienen menos de 35 años y usan intensivamente la web, esperaban una relajación de la censura, tal como había prometido durante la campaña electoral.
Muchos interpretaron como un gesto que el nuevo presidente y varios de sus ministros mantengan una activa presencia en ambas redes sociales. Sin embargo, sus promesas de liberalizar el acceso Internet han encontrado la férrea oposición de los ultraconservadores que ven en ello una amenaza de colonización cultural y de perversión de la pureza de sus valores, es decir, de que una visión alternativa del mundo cuestione su monopolio del poder. Ni siquiera el hecho de que hasta el mismísimo líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, utilice esos canales mengua su recelo.
Además, privados de poder atacar a Rohani por las negociaciones nucleares (que cuentan con la bendición de Jamenei), los ultras han encontrado en las redes sociales el campo de batalla ideal para exponer el incumplimiento de las promesas presidenciales antes sus simpatizantes. Para ello cuentan con el control del poder judicial y el aparato de seguridad del Estado.
Hace diez días detuvieron a los jóvenes que colgaron en YouTube un vídeo en el que bailaban al ritmo de Happy de Pharrell Williams. Al día siguiente de su liberación (el director aún permanece encarcelado), un juez ordenó bloquear Instagram, la red de intercambio de fotos que aún permanecía accesible. No parece casualidad que una de las chicas detenidas, Reihanet Taravati, anunciara su puesta en libertad por esa vía.
Por supuesto, nadie espera que Zuckerberg se presente en el juzgado, pero los instigadores de la causa ya han logrado su objetivo: Hacer patente su capacidad de control frente a los intentos del presidente por suavizar las restricciones. De momento, todo hace prever que los 30 millones de internautas iraníes tendrán que seguir usando programas antifiltro para acceder a las redes sociales. Incluso para leer los mensajes en los que su ministro de Exteriores les informa de los avances de las negociaciones nucleares sin pasar por el tamiz de la radiotelevisión estatal, que también controlan los conservadores.
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