El empleo no responde
La caída de la ocupación en la EPA señala que el mensaje de recuperación es prematuro
La prudencia aconsejaba moderar el optimismo oficial suscitado por las recientes estadísticas mensuales de afiliación a la Seguridad Social y esperar al dictamen de la Encuesta de Población Activa. Pues bien, la EPA del primer trimestre del año ha confirmado que el mercado laboral no reacciona como debería, que la economía sigue destruyendo empleo (concretamente 184.000 puestos de trabajo entre enero y marzo) y que el leve descenso del paro (2.300 personas) es atribuible no a la mejora de la oferta, sino a la caída de la población activa en 187.000 personas. Hay menos paro, pero también menos trabajo. Es muy probable que la destrucción de empleo esté tocando fondo, pero, por el momento, el mensaje de la recuperación carece de refrendo laboral.
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Puede asegurarse que el periodo recesivo ha concluido y que la economía ha entrado en una fase de crecimiento, aun débil; en todo caso, sin entrar a discutir las décimas, insuficiente para reducir de forma sostenida y solvente el volumen de paro (nada menos que 5.933.300 activos están parados). Puede aceptarse que la situación macroeconómica ha mejorado sobre 2013, puesto que la recesión ha terminado; pero también es indiscutible que las tasas de crecimiento intertrimestral, que probablemente arrojarán un crecimiento anual superior al 1% en 2014, no han aliviado la presión sobre el mercado de trabajo.
Para que pueda hablarse con propiedad de recuperación es necesario consolidar crecimientos interanuales superiores al 1,5% y una creación sostenida de empleo que permita una reducción continuada y sustancial del paro. La EPA apunta, por el contrario, a un proceso lento y discontinuo de estabilización y reactivación del empleo. Y no es extraño, porque la clave del empleo es el aumento de la demanda y de la inversión, condicionadas a su vez por un flujo firme de crédito. Ninguna de estas condiciones se cumple hoy; de ahí que el insistente mensaje sobre la recuperación sea prematuro.
La EPA muestra además otros signos de regresión, como el aumento del paro juvenil o la destrucción de trabajo estable. Desde la perspectiva actual, parece que se conseguirá la recuperación, cuando llegue, en buena medida al precio de trabajo precario y salarios reducidos. Por eso hay que insistir en que no es aceptable que la única política laboral sea la reforma laboral. Hay que contar con políticas de estímulo de la demanda y del empleo.
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