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En defensa de la escena de sexo más salvaje de 'Juego de tronos'

Un encuentro en el capítulo que se estrenó en España el lunes ha dividido a los fans y hecho que George R. R. Martin se disculpe

Tom C. Avendaño
Arya Stark (Maisie Williams) y su acompañante el Perro (Rory McCann) no hacen ninguna escena de sexo pero esta foto evita 'spoilear' a quien no haya visto el capítulo
Arya Stark (Maisie Williams) y su acompañante el Perro (Rory McCann) no hacen ninguna escena de sexo pero esta foto evita 'spoilear' a quien no haya visto el capítulo

Este texto no puede tener más spoilers.

Alguien ha violado a alguien en Juego de tronos, que, conociendo la serie, es una frase con el mismo valor informativo que un monopatín. Pero esta vez ha sido diferente. En el capítulo que HBO estrenó en Estados Unidos el domingo y Canal+ Series el lunes, los hermanos Jaime y Cersei Lannister retomaron esa sonadísima e incestuosísima relación sexual a la que la gente aún alude para explicar de qué va la serie. Con sus salvedades: así como en el piloto los hermanos retozaban con lujurioso abandono, ahora estaban ante el cadáver de su hijo en común, el rey Joffrey, y Cersei, madre y tía a la vez del finado, no estaba por la labor. Es decir que Jaime la violó. Un hermano a su hermana. Un padre a una madre en duelo. Ante el cadáver de un niño. Ante el cadáver de su hijo. Y aunque el espectáculo fue grotesco, la escena en sí fue maravillosa.

“La escena tenía que resultar perturbadora.  Siento que haya perturbado a la gente por los motivos equivocados -George R. R. Martin

En Estados Unidos la cosa dio que hablar: algunos se mostraron sorprendidos, otros tantos ofendidos, y casi todo el mundo destacó el polvo como lo más memorable del (por otro lado, correctísimo) capítulo. Se generaron tantos titulares que acabaron tocando los siempre surrealistas extremos del espectro informativo digital, de “Analizamos la controvertida escena de sexo con su director” a “La política sexual de Poniente ha perdido el norte”. Todas las variaciones sobre el tema “¿Se ha pasado de la raya Juego de tronos?” se basaron sobre todo en los siempre diligentes y planos “Juego de tronos sorprende a sus fans con su escena de sexo más llamativa” que llenaron la prensa anglosajona al día siguiente.

Las violaciones, al menos la de la ficción, tienen este poder para generar polémica. Pocos temas despiertan pasiones tan extrañamente dispares: nadie debate la infamia de un acto de pederastia. Pero un acto sexual con algo de violencia parece estar en una zona gris e inexplicablemente subjetiva entre un juego y una agresión en toda regla. Esto ocurrió cuando el director del capítulo le explicó al crítico Alan Sepinwall que el encuentro entre Jaime y Cersei empieza como violación “pero acaba siendo algo consensuado”. Es decir, que se basaba en el peligroso concepto de que algo uno puede forzarse sexualmente ante otra persona y ella puede terminar disfrutándolo. El alud de titulares que provocó esto todavía no ha parado. Tampoco ayuda que cuando a Nikolaj Coster-Waldau le preguntaron si su personaje, Jaime, había violado a Cersei, contestó: “Sí y no”.

Lena Headey como Cercei Lannister
Lena Headey como Cercei Lannister

Sólo había una forma de rizar más el rizo y era que una figura totémica con autoridad simpar en la serie renegara de ese pequeño cambio. George R. R. Martin, autor de la saga de libros en la que se basa la serie, venerado dador de la Verdad en todo lo que se refiere a Poniente e insaciable asesino de personajes memorables, escribió en su web la opinión más dura que jamás haya vertido sobre la adaptación a televisión. Es decir, no muy dura. Sucede que en los libros, explicó, la escena tenía otro aire: Jaime acababa de volver a casa tras pasar un año como prisionero de guerra. Lo primero que ve es a Cersei con el cadáver del niño, su niño. Y de ahí, la escena desemboca en una encuentro sexual consentido (la lógica de Poniente es la lógica de Poniente). “La escena siempre tenía que resultar perturbadora”, añadió. “Pero siento que haya perturbado a la gente por los motivos equivocados”.

Nikola Coster-Waldau solía llevar ese pelo largo en 'Juego de tronos'. Ahora (ojo, spoiler) se lo ha cortado.
Nikola Coster-Waldau solía llevar ese pelo largo en 'Juego de tronos'. Ahora (ojo, spoiler) se lo ha cortado.

Dio igual. Con estas palabras ya se concluyó que George R. R. Martin había odiado el cambio de su material y que odiaba a los creadores de la serie. Al final, todo parece ser una nontroversia: la escena representó, inequívocamente, una violación. No pidió a nadie que la viera con buenos ojos (eso sería repugnante). Pero, en tanto que escena, merece una defensa. No porque sea una escena especialmente buena, ni porque sea particularmente agradable ver una violación. Todo lo contrario. Ahí está la gracia. Esa mezcla de sexo con la muerte es una de las señas del mundo de esta serie, que empezó hace cuatro años con una niña pequeña empalada a un árbol que resultaba ser un zombie. También es la serie en la que una mujer se come un corazón. En la que Joffrey obliga a su prometida, Sansa Stark, a estudiar la cabeza decapitada de su padre. En la que se han cortado más penes, cabezas y lenguas que un sábado en la lonja del pueblo. Se han matado niños recién nacidos y se le ha rebanado el gaznate a una madre que acababa de ver morir a su primogénito.

No es una escena mala; es una escena mediática. Es sobre un tema –la violación– que nunca dejará de resultar polémico, pero 'polémico' no es igual a 'perverso'

Esta escena no estaba fuera de tono y la serie no se había pasado de violencia. Si acaso, refleja la siempre incómoda relación del público (estadounidense, al menos; en Europa la reacción no ha sido así) con la violación. Pasa sin excepción en las series: ocurrió el año pasado ocurrió con Girls y cada vez es siempre lo mismo: ¿fue o no una violación?).

No es que la escena sea mala, es que es mediática. Se presta a hablar de ella. Y que de Juego de tronos se hable tanto este año que no hay quién decida si es porque la serie realmente es realmente así de noticiable o si es que a la gente le gusta hablar de Juego de tronos pase lo que pase es solo una feliz casualidad.

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Sobre la firma

Tom C. Avendaño
Subdirector de la revista ICON. Publica en EL PAÍS desde 2010, cuando escribió, además de en el diario, en EL PAÍS SEMANAL o El Viajero, antes de formar parte del equipo fundador de ICON. Trabajó tres años en la redacción de EL PAÍS Brasil y, al volver a España, se incorporó a la sección de Cultura como responsable del área de Televisión.

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