La pequeña que vio riqueza en las ruinas
El fenómeno viral más llamativo de cuantos han salido de la quebrada ciudad de Detroit es una niña que solo ve oportunidades para enriquecerse
¿Otra niña que sale de Internet?
El de las caras conocidas es un universo de símbolos y contexto. Si, por ejemplo, una tal Asia Newson hubiera nacido hace más de diez años, jamás hubiera sido noticia el hecho de que la semana pasada saliera cantando una canción llamada Happy en un vídeo que ha terminado convertido en fenómeno viral. Ahí de pie, entonando los solos junto al coro de la Academia de las Artes y las Ciencias de Detroit, esta niña negra de sonrisa bruñida terminó recibiendo más de 200.000 visitas y llamadas a todos los programas de tarde de la televisión estadounidense. No era solo por su sonrisa bonita y no era solo por su historia conmovedora. Era que, a raíz de ese vídeo, Asia Newson se había convertido en un símbolo.
¿Qué tiene de especial?
Todo empezó en septiembre del año pasado, cuando una cadena local de Detroit entrevistó a Asia y a su padre. La niña era un triunfo de la precocidad y del capitalismo: ya tenía su propio negocio (Super Business Girl) y la vocación empresarial más desarrollada que la pubertad. “Voy a vender velas con mi padre”, explicó al entrevistador con inusual elocuencia. “Algunas vienen de mi colección personal y otras las hago yo. Y con ese dinero haré negocio enseñándoles a otros niños a ganar dinero”. Una vez, contó, reconoció por la calle a Dan Gilbert, el milmillonario más pudiente de Detroit. Fue a saludarle. “Tener una tienda en uno de sus edificios es mi principal objetivo en la vida”, confesó. El empresario quedó tan impresionado que accedió a reunirse con la chica para encauzarla en la vida de prepúber de negocios. Como la fama genera fama, al poco varias empresas querían formar a Asia Newson. Y como la fama al poco deja de generar fama, la historia se contó y se olvidó. Hasta la semana pasada.
¿Qué tiene esto que ver con el contexto?
Esa primera incursión mediática ocurrió mientras la ciudad de Detroit asumía su dolorosísima quiebra, uno de los mayores fracasos de EE UU en esta década. “¿Qué quieres hacer después de triunfar en los negocios?”, le habían preguntado aquella vez. “Ser alcaldesa de Detroit”, había contestado, todo afán. “¿Y después?”. “Presidente de Estados Unidos”, sonrió para aplauso del público. Meses después, Detroit presentó su suspensión de pagos. Y ella volvió a la esfera pública gracias al vídeo en el que sale cantando. Es más conocida y aclamada que nunca. Ya no es solo Asia Newson. Es un símbolo necesario. Es el futuro de una ciudad a la que solo le queda pasado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.