Siempre víctimas
Autor invitado: Omer Freixa (*)
Hoy 21 de marzo se celebra el Día internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial. Pero superar el racismo en el mundo no es tarea fácil. En África la cuestión siempre es noticia. Hace unos días se produjo en Melilla el salto a la valla de inmigrantes subsaharianos más numerosa desde 2005. Unas 500 personas entraron en territorio español con un resultado de varios muertos y muchos heridos y polémica actuación de las fuerzas del orden. En la medida que al africano se le continúe considerando como un inválido que requiere la ayuda internacional o el producto de un desecho humano arrojado por un continente desgraciado, poco va a cambiar. El racismo seguirá a la orden del día.
La explicación a todo esto se halla en el pasado. Bien conocido y estudiado es el negocio de la Gran Trata Atlántica, que durante casi tres siglos conectó África con América y Europa, proveyendo mano de obra abundante y barata a las colonias de las metrópolis en el Nuevo Mundo. Así fue como unos doce millones de africanos, aunque las cifras varían ampliamente, llegaron esclavizados a las Américas, sin contar todos los que murieron en el camino o en la captura en el mismo suelo africano.
La esclavitud atlántica que deshumanizó y degradó colectivos sociales por tanto tiempo, alimentó la idea de que África es un continente pasivo y sin Historia y que, en consecuencia, sus habitantes son inferiores, incapaces de generar algo interesante al aporte de la Humanidad. Se crearon varias figuras estereotipadas para caracterizarlos, como la del noble salvaje en el siglo XVIII. Gran parte de los prejuicios que se tienen hoy día sobre el continente derivan del lastre de esos siglos.
Es más, dicha presunción de inferioridad se reforzó con la relativamente breve pero no menos opresiva presencia colonial europea a partir de fines del siglo XIX, donde el africano ya no fue homologado a esclavo sino a la figura jurídica del menor de edad. Como sea, todas estas concepciones se acumulan y denigran la impronta del ciudadano africano contemporáneo.
La esclavitud existía en África antes del contacto con los europeos, si bien la Gran Trata la llevó a niveles inéditos. Los árabes traficaban esclavos hacia Medio Oriente y el espacio del Índico, sin importar tanto el color de piel. En la ribera del Atlántico todavía no era un negocio, sino que estaba reducida más bien al nivel doméstico. Sin embargo, al poco tiempo de la llegada de los hombres del norte, todo cambió. Cuando comenzó la exportación de negros desde ese litoral a las Américas, la justificación se basó en la mera ganancia del traficante (y la conveniencia también para los jefes africanos).
Solo con el paso del tiempo se antepuso el racismo a la explicación de por qué debía ser reducido a la esclavitud el negro. Es decir, el color de piel prefiguró la condición de inferioridad y la Gran Trata Atlántica fue un suculento negocio que se caracterizó solo por la esclavización de un ser humano, el africano. En otras palabras, la trata precedió al racismo. Muchas teorías racistas surgieron a partir del siglo XVIII para legitimar las cadenas del negro. La mirada europeísta fue de la mano con la lectura del africano como un objeto explotable para su propio enriquecimiento.
Sin embargo, es útil recordar en este Día de lucha contra la discriminación racial ciertos hitos que ayuden a comprender una historia no eurocéntrica y que recupere la idea de que África, al contrario de lo que se ha querido demostrar para justificar la opresión, tiene y tuvo historia.
1) El primer homínido apareció en África hace unos tres millones de años. Como tituló su obra el historiador africanista británico Basil Davidson, La historia empezó en África. Y está en lo cierto, en algún sentido todos somos africanos, ya que el ancestro común lo es.
2) Es obvio que Egipto está en África, pero para muchos en espíritu no fue así. La civilización egipcia, antecesora de la clásica, pese a una negación sostenida en el tiempo, es africana en el plano racial y estos caracteres legaron a fenicios y hebreos. El historiador y físico senegalés Cheikh Anta Diop, a tenor de convertirse en un paria dentro de la academia, rompió con el eurocentrismo durante los años setenta demostrando la africanidad de esa civilización que constituye uno de los pilares de Occidente, pasando por Grecia y Roma. De hecho, los griegos tomaron aspectos de Egipto, como el caso de aportes a la formación del panteón Olímpico. También, si se la mira bien, la esfinge de Gizah tiene facciones negras. Pero a partir del siglo XIX todo se falsificó para negar que fuera una civilización negra.
3) En lo que se denomina medioevo, Europa Occidental no era la potencia del mundo, sino que el poder y la riqueza se concentraban en ciertos Estados de África, como el Mwene Mutapa (actual Zimbabue), cuyo monarca podía reunir más de 100.000 guerreros en una campaña normal.
4) Los viajes de exploración por el mundo no comenzaron de la mano europea a partir de la toma de Ceuta por los portugueses en 1415, sino que, a partir de 1405, los chinos navegaron por todo el Índico con una flota nunca antes vista por su dimensión y dieron con África oriental, cuyos productos, traficados por los navegantes swahili, llegaban hasta Europa. Incluso se aventura que los mandinga, fundadores del Imperio de Malí en el siglo XIII, habrían llegado dos siglos antes que Colón a América. Uno de los emperadores de aquel Estado se dice que murió en medio de la navegación, buscando el extremo del mar circundante.
5) El Imperio de Malí tuvo la primera carta de derechos humanos del mundo, que data del siglo XIII, redactada por su fundador, Sunjiata Keita. Uno de sus logros fue abolir la esclavitud. Fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, desde 2008. Uno de sus sucesores, Mansa Musa, fue conocido en toda Europa por sus riquezas y en un famoso mapa de 1375 se lo muestra en el centro de su reino alzando una pepita de oro.
6) En época de la exploración de África, al famoso Henry Morton Stanley se le atribuyó el logro de haber sido el primer hombre en cruzar de punta a punta África central, para el orgullo y la gloria inglesa. No obstante, el primer cruce completo de la región lo efectuaron dos traficantes de esclavos mestizos medio siglo antes que él. Sus nombres eran Pedro Baptista y Anastasio José.
Son solo algunos hitos. Pero no está de más recordarlos en pos de alertar y combatir la discriminación racial. África fue siempre pasto para concebir el útopos, el no-lugar. La discriminación es hija de esa ignorancia y/o la negación. Es así que la mayoría pasa por alto o simplemente desconoce las consideraciones históricas apuntadas y muchas otras que confieren a los africanos de iniciativa e historia.
(*) Omer Freixa es historiador, especialista en estudios afroamericanos. Africanista.
@OmerFreixa
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