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Caída y auge del primer gran relaciones públicas de España

Esta es la historia de una reconstrucción, la de Javier Escobar, pionero de la comunicación de moda en nuestro país. "Un país bien vestido es un país culto", dice

Ana G. Moreno
Javier Escobar, fotografiado en Barcelona, viste americana y pantalón del sastre Arseni Domínguez, camisa Bel y zapatos John Loob.
Javier Escobar, fotografiado en Barcelona, viste americana y pantalón del sastre Arseni Domínguez, camisa Bel y zapatos John Loob.Manuel Outumuro

Javier Escobar se ha comprado una bicicleta por su 60 cumpleaños. Muchas mañanas, al amanecer, agarra la máquina y emprende una ruta deportiva por Palma de Mallorca, la ciudad que cambió por su Barcelona natal hace ya más de una década. Otros días, sustituye la rutina de deporte al aire libre por una sesión de gimnasio. Siempre con entrenador personal. Llega a casa cuando el resto del mundo comienza a desperezarse. Enchufa uno de sus discos de música sacra y se acicala para la jornada laboral. A las nueve de la noche, se mete de nuevo en la cama y vuelta a empezar. “Su casa parece una iglesia”, cuentan sus amigos. Javier vive solo. Una elección personal, afirma.

La rutina calma y casi asceta de su existencia contrasta con el hombre que era 40 años atrás: fue el primer modelo español fichado por Giorgio Armani para una campaña publicitaria; una vida a caballo entre París, Londres y Nueva York; diez páginas de L’Uomo Vogue y tres contraportadas; tratamiento VIP en los ambientes más exclusivos del planeta… Hasta que llegó el hartazgo. “Estaba ganando mucho dinero, tenía éxito y no me motivaba. Los hoteles, el lujo, la gloria por lo físico… Me resultó poco interesante. Le dije a mi agente que lo dejaba. Y él me contestó: ‘¿Pero tú sabes lo que estás haciendo?”, recuerda ahora Javier, que conserva aún esa imagen de virilidad buena y sencilla. Como tantos representantes, el suyo pareció equivocarse de pleno. Escobar, licendiado en Comunicación y Derecho, emprendió otro camino, acaso el más brillante de su carrera, el de su segunda vida adulta, una de las muchas que parece tener.

Una imagen de la colección propia de Javier Escobar, en la Copa del Rey de Vela de 2011, con Juan Carlos I. "Es el mejor comunicador que jamás ha tenido España", dice del Rey.
Una imagen de la colección propia de Javier Escobar, en la Copa del Rey de Vela de 2011, con Juan Carlos I. "Es el mejor comunicador que jamás ha tenido España", dice del Rey.

Junto a Egidio Ghezzi, fundó Buque Studio, la primera gran agencia de comunicación y relaciones públicas que se abrió en este país. Si Bulgari quería presentar algo en España, era a él a quien llamaban. Se especializó en moda, pero no desdeñó la organización de grandes eventos para el mundo de la banca o la empresa. Lanzó las pasarelas Cibeles y Gaudí, organizó una escena inaugural en los Juegos Olímpicos de Barcelona, donde también llevó la agenda de los marqueses de Samaranch. Tenía a Claudia Schiffer, Naomi Campbell, Jean Paul Gaultier o Karl Lagerfeld a golpe de teléfono. “Fue uno de los que contribuyó a dar color a una Barcelona gris de los años ochenta”, describe el fotógrafo Manuel Outumuro. También fraguó una cálida relación con la familia real. “No me interesan las fiestas en su vertiente frívola, sino con una vocación social o cultural”, admite. Pero un duro golpe lo tumbó.

“No me avergüenza decirlo: tuve problemas con las drogas. Me caí al suelo. Y me ha costado diez añós de mi vida derrotar a ese demonio”, confiesa. A mediados de los noventa, Escobar gritó basta. No podía soportarlo más: verse esperando al camello, cada día, a las 8 de la mañana, para consumir una dosis antes de salir a trabajar, lo destrozaba. No sabe cómo ni por qué, pero acabó pidiendo ayuda. Y cuenta que le salieron los amigos hasta debajo de las piedras. “Fernando Rodés [actual vicepresidente del Grupo Havas] me metió en un avión para que volara de Barcelona a Mallorca, por prescripción terapéutica”, recuerda el protagonista. Allí ingresó en Proyecto Hombre e inició una lenta rehabilitación (de más de diez años), una lucha que, como ocurre siempre en estos casos, “aún no ha terminado, nunca termina”.

Cual ave Fénix

La tercera vida de Javier Escobar arranca en 2008, cuando, tras múltiples retiradas y recaídas, siente que esta puede ser la definitiva. Y acertó. Desde entonces y hasta el pasado verano, una idea se fue haciendo fuerte en su cabeza: refundar Buque Studio. Explica que si había algo que lo podía recomponer de una etapa tan oscura y lacerante, era la profesión de su alma. “Los ojos de un creativo no tienen edad. A veces me sorprendo por las ideas que se me ocurren. Es un talento innato, que nace de la tierra. Yo, cuando era niño, ya organizaba las fiestas de cumpleaños de mis amigos”, reflexiona.

Un retrato de 1993 con su amiga Claudia Schiffer, tras un desfile de Victorio & Lucchino en Cibeles. Esta foto pertenece al álbum personal de Escobar.
Un retrato de 1993 con su amiga Claudia Schiffer, tras un desfile de Victorio & Lucchino en Cibeles. Esta foto pertenece al álbum personal de Escobar.

El (re)fundador de Buque Studio está hoy detrás de la pasarela Prêt-à-Portals Fashion Weekend, que tiene lugar en Mallorca. En ella, diseñadores españoles –en su primera edición contó con David Delfín y Amaya Arzuaga, entre otros– visten a modelos icónicas (Laura Ponte, Nieves Álvarez...) con creaciones que no son suyas. También es responsable de la última presentación de Pronovias en Nueva York, del inminente torneo internacional de polo Engel & Völkers o de los actos conmemorativos por el 135º aniversario de la joyería Relojería Alemana. “No me he encontrado ninguna puerta cerrada, sino todo lo contrario: mucho entusiasmo por mi regreso”, insiste. De la moda de hoy, le interesa mucho el fenómeno de famosos que se transforman en modelos por un día. “Un país bien vestido es un país culto, un país alegre”, cuenta. Pero en la actual pasarela Mercedes-Benz Madrid Fashion Week no reconoce la luz que él le confirió a Cibeles durante 25 ediciones. “Le falta verdad y frescura. La calle tiene unos intereses, y la moda ha de ser vanguardia de esos intereses. Si yo hiciera una pasarela de moda, tendría que interesarte a ti”, asevera. Su amistad con Claudia Schiffer permanece intacta, “aunque ahora nos vemos menos, porque ella está muy volcada en su vida matrimonial”. Concluyo preguntándole si le queda, todavía, alguna vida por quemar. No lo duda ni un segundo: “Muchísimas: las mismas que a ti”.

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