Quién es Paul Kagame
Se habla mucho de que la modificación de la normativa que regula la jurisdicción universal afecta al caso Couto y al Tíbet, pero apenas se hace mención al caso más grave desde el genocidio de judíos a cargo de los nazis: el procesamiento del presidente ruandés Paul Kagame y de 40 altos cargos del Frente Patriótico Ruandés. Es una querella interpuesta por dos pequeñas ONG, la Fundación S’Olivar y la Asociación Inshuti, y admitida por la Audiencia Nacional. En 2008, el magistrado Fernando Andreu dictó un auto mediante el cual describe los actos de terrorismo y violaciones masivas que Kagame y el FPR realizaron desde 1990, la mayoría contra la etnia hutu. Tales actos provocaron el éxodo masivo de centenares de miles de refugiados hacia las afueras de Kigali. El clima de horror y odio estalló cuando se produjo el atentado terrorista contra el avión presidencial de los presidentes hutus de Ruanda y Burundi, hecho que desencadenó la violencia genocida de 1994, la cual, según la versión oficial, causó 800.000 víctimas, la mayoría de ellas de etnia tutsi.
El Tribunal de la Grande Instance francés investigó el atentado contra el avión presidencial, dado que la tripulación era francesa, y concluyó que era obra del Frente Patriótico Ruandés.
En el mismo sentido coincide el auto del magistrado Andreu. El magnicidio fue un acto planificado por Kagame y el FPR para provocar el caos y justificar una intervención militar de los rebeldes. Hecho que se produjo. A lo largo de 182 páginas describe los atentados terroristas, el magnicidio, los asesinatos en masa, las violaciones sistemáticas, la quema de cadáveres, las fosas comunes, el asesinato de nueve ciudadanos españoles, médicos y religiosos, y el pillaje de recursos naturales de la región de Kivu al este del Congo.
El Gobierno español nunca ha reconocido ni acatado este auto judicial. Consideran al Tribunal Penal Internacional, creado para investigar el genocidio ruandés de 1994, como el competente en este caso. Pero este tribunal únicamente es competente para juzgar los crímenes cometidos durante 1994, no los anteriores y posteriores.
Este es el personaje que merece una página de opinión en un periódico progresista. Acusado por los tribunales franceses y españoles de magnicidio, genocidio, crímenes contra la humanidad, terrorismo, violaciones, pillaje, etcétera. Y por si fuera poco, ahora quedará en la impunidad gracias a la nueva modificación de la legislación que permitía juzgarle en España.— Manuel Gomariz.
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