Que vuelva el crédito
El FMI pide más capital bancario para facilitar los préstamos, pero la clave son los tests europeos
El sistema bancario español, dañado por las quiebras de las cajas de ahorros y salvado gracias a una aportación pública europea de más de 40.000 millones de euros, está todavía bajo la tutela lejana del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de las autoridades europeas. La conclusión oficial del rescate bancario no ha mitigado los temores del FMI, que en su último informe sigue insistiendo en su clásico repertorio argumental: la banca española ha mejorado, pero sigue sin ofrecer crédito; es imperativo que los bancos refuercen su capital de primera calidad (core capital) para que el estado de los balances mejore y vuelvan a conceder préstamos; la mejora en sus condiciones de capital debe hacerse mediante emisiones de acciones, aunque el FMI avala también el proyecto de las autoridades españolas de facilitar la conversión de préstamos en capital.
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Pues bien, este mensaje ofrece una imagen contradictoria que el Fondo tendría que aclarar en el futuro. Es confuso sostener que el rescate ha concluido al tiempo que se insiste en que hay que reforzar el core capital. La confusión procede de que puede ser cierto que la recapitalización está terminada con éxito, pero no por ello se ha estabilizado el negocio bancario. De hecho, parece estancado. Cualquiera pueda comprobar que el préstamo no ha vuelto a ser la actividad principal de los bancos desde que se inició la crisis; que las cuentas de resultados siguen viviendo de atípicos y que la morosidad está creciendo a demasiada velocidad. Concretamente afecta ya a casi el 14% de los créditos totales, quizá por el efecto de la calificación de las refinanciaciones como dudosas; el peso de esta mora dificulta el retorno del crédito.
La recuperación de la economía es casi inviable sin el crédito, y parece que los bancos creen a medias las expectativas de recuperación; por lo menos, no se fían de los proyectos que se les presentan para su financiación. Arguyen que sí hay dinero para proyectos viables; el caso es que antes consideraban viables más proyectos que ahora. La explicación poco tiene que ver con la viabilidad inversora; la causa está sobre todo en la incertidumbre que planea sobre los balances bancarios por las pruebas de solvencia y resistencia. Por más recapitalizadas que estén las entidades, la morosidad sigue siendo una amenaza; y las posibles exigencias regulatorias después de los tests, un riesgo.
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