La paradoja del ciudadano argentino
Argentina está de nuevo en los titulares por algo que no es nuevo en ese país: una crisis cambiaria, que no es otra cosa que una crisis de confianza. Los argentinos, de nuevo, se escudan ante el dólar americano de las torpezas que sus dirigentes políticos hacen con la gestión económica de un país que, si estuviera dirigido por japoneses o suecos, sería una potencia mundial.
No sé si cada país se merece los dirigentes que tiene. En el caso argentino, sus dirigentes políticos siempre han tomado las decisiones incorrectas cuando se trataba de problemas cruciales. Es muy recomendable leer el libro de Alan Beatie False economy. En un capítulo describe los paralelismos entre Estados Unidos y Argentina, y cómo el destino de ambos se fraguó en tres momentos económicos clave: siempre Estados Unidos acertó y Argentina erró. Eso no es mala suerte, es tener dirigentes que toman decisiones incorrectas.
Me temo que ahora ocurre lo mismo: el Gobierno argentino es un calco del venezolano, y no es casualidad que ambos países se estén deslizando por pendientes resbaladizas similares: tensión cambiaria, inflación, medios opositores perseguidos, etcétera.
Lo único que sé es que los argentinos viven en una paradoja: no son capaces de producir estructuras políticas modernas, pero no se merecen las que tienen. ¿Quién los saca del atolladero?— Roman Weissmann.
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