Guerra de pobres, huelga de futbolistas
El paro decretado por los clubes de fútbol es inédito e indecente
Son dos imágenes que ilustran la rabia de los franceses. Por un lado, los asalariados del matadero bretón Gad, cuyas condiciones de trabajo son tan duras como bajos sus salarios. Luchan con desesperación por salvar sus empleos. Por otro, la unión de clubes profesionales de fútbol, que ha anunciado una huelga de partidos el 30 de noviembre para protestar contra el impuesto del 75% sobre los salarios anuales de más de un millón de euros, y para “salvar el fútbol, que supone 25.000 empleos”. Por un lado, los asalariados del final de la escala social que no tienen nada más que perder. Por otro, los ricos que intentan cabalgar sobre un hartazgo fiscal real para conservar sus privilegios (...).
Puede criticarse ese impuesto del 75%, que además es inútil porque aportará unos ingresos insignificantes. Tras haber sido modificada por el Consejo Constitucional, la medida, que será retroactiva, recae sobre las empresas que contratan personal con altas remuneraciones, durante dos años y con un techo del 5% de la facturación. Los clubes dicen que con la retroactividad, los fichajes a precio de oro de hace dos años no se habrían llevado a cabo. (...) De hecho, afectará a 14 clubes de élite, y apenas salpicará a los más ricos. No importa. Desde el momento en que ese impuesto ha sido aprobado, “no hay razón para que el fútbol no participe en este esfuerzo nacional”, como dice Noël Le Graët, presidente de la Federación de Fútbol y exalcalde socialista de Guingamp.
Si al final se celebra, esta será una huelga inédita con respecto al derecho laboral (...). Y con respeto a los que luchan por sobrevivir es, sobre todo, indecente.
París, 25 de octubre.
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