Hacia el fin del rescate
Bruselas ratifica que la banca española ha cumplido con las exigencias de recapitalización
De forma provisional, pero a punto de dejar de serlo, Bruselas sostiene que el rescate bancario de España va a concluir con éxito; y de paso, también el de Irlanda. Las apreciaciones optimistas del vicepresidente de la Comisión, Olli Rehn, deben entenderse en términos de probabilidad. Aun así, es un mensaje político satisfactorio, tanto para la propia Comisión como para el Gobierno español.
Para celebrar el triunfo habrá que esperar al 15 de noviembre, fecha en la que se conocerá el dictamen europeo final. Mientras tanto, el Banco de España ejecuta su examen en la sombra sobre las refinanciaciones de créditos dudosos, solicitado por el BCE. No sería extraño que la autoridad monetaria española concluyera que el sistema necesita entre 5.000 y 6.000 millones más de provisiones, un volumen de capitalización que ya es más fácil captar en los mercados. Sobre todo si se mantienen las excelentes condiciones de colocación de la deuda (ayer la emisión de letras a un año pagó menos del 1% de interés), una señal de las nuevas condiciones, menos agobiantes para los activos españoles.
No están de más algunas matizaciones para entender el juego entre el BCE, el Banco de España y el sistema financiero español. La recapitalización bancaria como la ve Bruselas puede estar concluida, pero entre finales de este año y principios de 2014 el BCE convocará a los bancos europeos a exámenes de solvencia de capital, que pretenden determinar cuál es la situación de capital presente de la banca europea. Esa es la razón por la cual se ejecuta el examen en la sombra del Banco de España. Después de ese examen llegará otro más importante. La Autoridad Bancaria Europea pondrá en marcha sus tests de stress, es decir, someterá los balances bancarios a la simulación de empeoramiento de las variables económicas. Esa será la gran prueba, la que puede significar un cambio de tendencia para el crédito.
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Por importante que sea el mensaje optimista de Bruselas, y por más que mejore la estructura de capital de los bancos españoles y europeos, no estarán en disposición de restablecer el flujo del crédito en condiciones favorables en tanto que no existan garantías de que no cambiarán las exigencias de capital. Si la EBA y el BCE aprecian que la recapitalización actual es insuficiente para afrontar peores condiciones económicas, tendría que elevar los requerimientos de capital y las entidades necesitarían más capital y tiempo para operar de nuevo en el negocio de los préstamos; si el examen es favorable, el crédito podría fluir a partir de entonces en un plazo razonable.
Por estas razones, el mensaje de Rehn es solo un primer paso; certifica que la banca española ha cumplido con los requerimientos exigidos por Europa. Y por eso es de suma importancia no solo que la prueba de stress sea incontestable, sino que las autoridades europeas calculen con precisión cuándo se publican los resultados de las pruebas, para dar tiempo a las entidades a que, en caso necesario, busquen el capital que necesitan.
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