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Zapatero del ayer y del mañana

El calzado de Aquazzura se ha convertido en un secreto a voces en la industria de la moda Su responsable, el diseñador Edgardo Osorio, relata su vertiginoso ascenso a la fama

Eugenia de la Torriente

Hace dos años, Edgardo Osorio decidió arriesgarse y creó su propia firma de zapatos, Aquazzura. El colombiano, que hoy tiene 27 años, dejó el cargo de diseñador de calzado para Roberto Cavalli tras unas vacaciones en Capri. Quería meter aquella luz, el estilo de vida y su refinamiento en una caja de zapatos tan azul como el mar que le rodeaba. Así nació Aquazzura (contracción de las palabras agua y azul, en italiano). “Quería hacer una marca que representara un cierto estilo italiano modernizado. La sensualidad, el gusto y la sofisticación de Italia con la sensualidad latina y el sentido pragmático estadounidense”.

En realidad, la idea había empezado a gestarse en Nueva York, justo antes de aquellas vacaciones. Osorio paseaba por unos grandes almacenes y no conseguía encontrar ningún zapato que le gustara, al tiempo que se escandalizaba al ver los precios trepar con tanta facilidad hasta los 1.400 dólares. “Todo era tremendamente exagerado. Enormes precios, enormes plataformas… Pensé que alguien debería hacer zapatos más prácticos, delicados y femeninos. Un zapato no es una escultura. Cuando te lo pones, debes poder caminar y ha de lograr que la pierna se vea más larga. Yo soy colombiano y me gusta la mujer sexy, que se sienta linda. No soy partidario de la moda intelectual. Al final, la gente se quiere comprar un zapato, o un vestido, para sentirse guapa. Es así de simple”.

Edgardo Osorio habla en su estudio florentino, rodeado de sus estilizadas y atrevidas criaturas y de las piñas doradas que forman su logotipo, ya que son un símbolo de hospitalidad frecuente en las villas de Capri. Es un seductor, con camisa abierta y voz melosa, que salpica su impecable vocabulario colombiano con términos en inglés e italiano que denotan su periplo vital. Osorio dejó Colombia con 17 años para estudiar diseño en Reino Unido. Recaló en el London College of Fashion y en Central Saint Martins. Pero pronto empezó a colaborar con el museo Salvatore Ferragamo y a hacerse un nombre en el endogámico y tradicional mundo de la zapatería florentina. Tras pasar por René Caovilla, con 23 años fue nombrado jefe de diseño de calzado en Roberto Cavalli.

“Por mucho que defienda la tecnología, me encanta que la zapatería se mantenga como un oficio tan artesanal. Se fabrica como hace ochenta años”

Por mucho que él defienda la artesanía tradicional de la ciudad italiana, el éxito de Osorio está marcado por lo digital. Forma parte de una nueva generación de diseñadores que han cambiado por completo los protocolos de entrada a la industria. La moda, como casi todo, ha sucumbido al efecto de lo viral. La fábula de Aquazzura empieza con una primera colección, la de primavera-verano 2012, que constaba apenas de 25 modelos. Era una de tantas nuevas marcas compitiendo por la atención de la prensa internacional durante la Semana de la Moda de Milán. Pero uno de sus diseños, bautizado como Sexy Thing, recaló en los pies adecuados. La estilista Giovanna Battaglia pasó por el espacio donde Osorio presentaba. “Venía de Nueva York, agotada de andar todo el día con tacones, y me confesó que no podía más de ellos. Le dije: “Pruébate estos”. Porque este zapato es como meter el pie en un guante, con un forro de ante suave sobre una almohadilla. Le parecieron tan cómodos que no se los quitó en toda la semana. Y como Giovanna marca tendencia, todo el mundo empezó a llamarnos. Sucedió muy rápido”.

Además del inmediato efecto llamada de las apariciones de una estrella de ese fenómeno llamado street style, Osorio ha cultivado su propia presencia en la Red y produce imágenes publicitarias para captar la atención de los blogs junto al fotógrafo español Diego Díaz Marín. “Cuando las lanzamos, en una semana estaban en no sé cuántos países: China, Japón, Australia, Sudáfrica… Además, utilizo mucho Instagram y me encanta el contacto directo con mis clientas. Es increíble el poder de Internet. Antes las tendencias nacían en Nueva York y después viajaban… Ahora, si un zapato está de moda, en cinco minutos ya ha dado la vuelta al mundo”.

El modelo Sexy Thing, su gran éxito de ventas.
El modelo Sexy Thing, su gran éxito de ventas.

El problema es que esta clase de modas no siempre dan de comer. Pero en el caso de Aquazzura el fenómeno se ha traducido en ventas desde la primera colección. En parte, porque además de la sensualidad y la comodidad, Osorio siempre puso el foco en algo tan importante como el precio. Con las etiquetas del sector del lujo en una ascensión incomprensible, Aquazzura mantiene buena parte de sus diseños por debajo de una frontera psicológica que ha situado en los 500 euros. No es que sean baratos, pero para comprender mejor su impacto conviene tener en cuenta dos datos sobre la inflación en el mercado del calzado de postín proporcionados por un artículo de Lauren Sherman publicado este mes en The business of fashion: los famosos zapatos de Manolo Blahnik que hacían levitar a Carrie Bradshaw en Sexo en Nueva York han subido un 56% su precio entre 2003 y 2013 y en la tienda on-line Net-a-Porter se ofrecen más de 100 diseños por encima de los 1.000 dólares.

El modelo Sexy Thing se mantiene, siete colecciones después de su nacimiento, como el más vendido. Eso sí, ha multiplicado los colores de su oferta. Le acompañan fantasías como el Piña Colada y diseños con eróticos trenzados, cadenas y lazos. Sostienen un negocio que ha crecido vertiginosamente gracias a madrinas cada vez más poderosas. Franca Sozzani, directora de Vogue Italia, lo incluyó entre los diseñadores a seguir. Anna Wintour ha aconsejado a varios grandes almacenes que compren sus productos. Suzy Menkes no faltó a su primera presentación en la feria Pitti, en Florencia, el pasado mes de junio. Durante la realización de esta entrevista, Osorio se hallaba inmerso en la preparación de ese evento con ocho bailarines de La Scala de Milán en el Palazzo Corsini.

“Hoy, con Internet, si un diseño se pone de moda, en cinco minutos ya ha dado la vuelta al mundo”

El próximo año, el diseñador y su socio esperan abrir la primera tienda propia de Aquazzura en Nueva York. Estados Unidos es, después de Internet, su principal mercado. “Esta temporada hemos pasado de tener 20 clientes a casi 70. Y de 15 países a 27. La verdad es que el crecimiento ha sido asombroso. Por muchos motivos, pero uno de ellos es que las tiendas están vendiendo muy, muy bien lo que nos compran. Nuestros zapatos siempre se agotan”.

En la oficina de Aquazzura se acumulan los recortes de prensa, los sueños –le gustaría colaborar en los desfiles de Victoria Beckham, cuyo estilo admira y siente afín–, los zapatos de la colección en curso, moldes de nuevos tacones… Osorio toma uno de ellos, de resina, y reflexiona sobre el aspecto más manual de su oficio. “Por mucho que defienda la tecnología, me encanta que la zapatería se mantenga como un oficio tan artesanal y tradicional… Los zapatos se fabrican igual que hace ochenta años. En general, la mitad del proceso está hecho a mano. Todo se hace a ojo. Pero un milímetro marca la diferencia, que sea incómodo o que no te calce. Es muy complejo construir un zapato y por eso también tiene mucho más valor. Todavía están vivas estas personas que son un mar de conocimiento, y lo que aprendes con ellos no se enseña en ninguna universidad”.

Osorio creció rodeado de mujeres y su madre utiliza tacones hasta para estar en casa. Su padre, ingeniero, vive en un mundo alejado al de su hijo. Pero hoy se siente orgulloso de sus logros. No es para menos. Antes de cumplir los treinta, este colombiano ya ha demostrado que tiene el potencial para llegar a rivalizar con Manolo Blahnik y Christian Louboutin en el muy reducido olimpo de los zapateros carismáticos. Juega en una liga que mueve mucho dinero. Precisamente, por la clase de irracionales pasiones que levantam y la sugerencia que encapsulan esos afilados tacones. “Lo increíble de los zapatos es que son muy emocionales… Casi una obsesión”, reflexiona. “Cuando compras unos zapatos, no ocurre lo mismo que con un traje. Tú llevas el vestido, pero el zapato te lleva a ti”. 

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