No solo Grecia
Los problemas del país heleno revelan que la eurozona no ha quedado libre de amenazas
El gobierno alemán, por boca de su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, acaba de admitir que Grecia necesitará un tercer rescate, aunque la canciller Angela Merkel, en plena campaña electoral, se ha apresurado a matizar que no habrá decisión hasta 2014. El Ejecutivo de Merkel trata así de enfriar la polémica creada por un reciente informe del Bundesbank. Además de subrayar la imposibilidad de que Grecia se mantenga a flote sin un nuevo rescate, el banco central alemán fue muy crítico con la troika, a la que acusa de plegarse a presiones políticas.
Lo cierto es que la economía helena ha cumplido su quinto año de recesión, con una tasa de paro cercana al 28%, sin posibilidades de que vuelva a crecer pronto de forma significativa. Ni Berlín ni Bruselas quieren abrir el debate sobre la necesidad de otra quita a la deuda griega, opción que ahora rechazan. La prolongada negociación del segundo rescate, que incluyó una quita a los inversores privados, sumió a los mercados financieros en una etapa de acusada incertidumbre. Y una nueva reestructuración de la deuda griega afectaría esta vez a los países europeos, que participaron en los dos rescates anteriores.
Editoriales anteriores
Las tensiones propias de las renegociaciones con Grecia podrían contaminar a aquellas otras economías vulnerables, la española e italiana sin ir mas lejos. Sería un error asumir que la eurozona ha quedado libre de amenazas. La situación actual de los mercados contrasta con la manifiesta inestabilidad de hace un año, pero ni los fundamentos reales de las economías más dañadas ni sus sistemas financieros se encuentran cerca de la normalidad. Urge garantizar no solo la concreción de proyectos ya enunciados, como la transición a la unión bancaria, sino decisiones que sorteen los riesgos de estancamiento, especialmente en el sur.
Si en ese contexto fueran necesarios nuevos apoyos a países como España, las autoridades, lejos de contar como un éxito la renuncia a los mismos, deberían solicitarlos y garantizar la ruptura del vínculo entre las finanzas publicas y la situación vulnerable del sistema bancario. Sin apoyos, es importante admitirlo, es difícil que economías como la española reduzcan de forma significativa sus desequilibrios financieros y vuelvan a crecer a corto plazo suficientemente como para frenar la extensión de la miseria en amplias capas de la población.
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