El amor a un piano
Preciosa historia. Qué envidia me da su protagonista, el Yamaha C3, por ser tan querido y deseado. Una historia de amor con final feliz. Pero con un pero en la afirmación de Patricia Ortega Dolz de que Juan García Cubas no está loco. Disiento absolutamente, es imposible amar con tanta pasión si estás en tus cabales. Sea un piano; una cabra, como pude comprobar en la maravillosa obra dirigida e interpretada por José María Pou; unos huevos estrellados de Lucio… o de Montserrat, la camarera donde cada día tomo mi caña. Para estar enamorado de esto y mucho más hay que estar loco. Porque estar enamorado y cuerdo es lo más aburrido que existe. Dicho esto, me quedo con una ilusión: ver un día ese piano y escucharlo.
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