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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La Ertzaintza y los derechos humanos

Soy ertzaina y no puedo evitar sentir una profunda amargura al leer las alusiones al colectivo de la Ertzaintza que recoge el Plan de Paz y Convivencia del Gobierno Vasco que se presentó el pasado día 11. El escrito habla de la necesaria creación de un compromiso social de la Policía vasca con los derechos humanos.

La pretensión del Gobierno vasco, en este sentido, es loable. Es su deber buscar la convivencia de los ciudadanos de Euskadi, y adaptar todos los estamentos del Gobierno, Ertzaintza incluida, a una época nueva, que ya no requiere de las mismas respuestas que aquella en la que el asesinato era moneda corriente para quienes opinaban en contra de la serpiente y el hacha. Dicho plan, además, nace con la vocación de lograr reunir a las distintas sensibilidades bajo la enseña de la paz.

Soy consciente de todo eso, pero no puedo evitar sentir tristeza al ver ese compromiso de la Ertzaintza con los derechos humanos, como uno de los pasos a dar. ¿Acaso no estaba comprometida la policía vasca con los derechos humanos? Pocos colectivos han sufrido más, o se han movido, durante décadas, bajo mayores presiones y han mantenido, pese a todo, esa imparcialidad y ese respeto. Cuando entramos en la Academia de Arkaute sabíamos que esta labor conllevaba la marginación; nadie nos lo va a agradecer nunca, sino todo lo contrario. “Perros”, “cipayos” “traidores” nos llaman. A pesar de eso, trabajamos y trabajaremos todos los días para mantener la paz y la convivencia en Euskadi. Nuestro trabajo será para todos, aun para aquellos que, por motivos políticos o de otra índole, no nos quieren. Es nuestro compromiso. Así lo juramos y lo cumpliremos.

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Pero déjenme la gracia de una última petición: incluyan en ese compromiso a los miembros del Parlamento vasco, donde hay y había personas que apoyaron o se lavaron las manos ante actos que atentaban contra los derechos humanos. E incluyan a los intelectuales. A los escritores que callaron y a los decanos, profesores y estudiantes de la universidad que, ya por miedo, ya por otras causas, hicieron mutis por el foro. O mejor: adquiramos todos ese compromiso, terminaremos antes.— Miguel Gutiérrez-Garitano. Escritor y miembro de la Ertzaintza.

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