Respuesta a Savater
Siempre he tenido, como periodista, mucho pudor en hablar de mí mismo. Pero el señor Savater se ha referido despectivamente a mi currículo como “resistente cívico contra ETA” en respuesta a un texto mío en el que ni siquiera le citaba. Nunca me preocupó tener un currículo. Pero ya que Savater se empeña y desde que escribí con Jesús Eguiguren, Las claves de la paz, hace dos años, se me ha atacado atribuyéndome posiciones que nunca he defendido. Empezaré por decir que fui uno de los periodistas del núcleo inicial de Egin en 1977. Año y medio después, cuando Batasuna se hizo con su control, abandoné Egin con la mayor parte de la redacción. En la década de los ochenta, hasta noviembre de 1989 en que vine a Madrid al fichar por EL PAÍS, firmé todos los domingos una crónica en El Diario Vasco, del Grupo Vocento, en la que la condena, sin justificación alguna, del terrorismo de ETA fue permanente. Recordaré que eran los años de plomo y que los periódicos vascos no escribían editoriales. No participé en los movimientos sociales contra ETA aunque sí acudí a sus convocatorias cuando, esporádicamente, viajaba de Madrid al País Vasco. Siempre entendí que mi compromiso fundamental contra ETA radicaba en mi trabajo como periodista. Algún daño hice a la banda porque, tras ser amenazado, me pusieron contravigilancia durante varios años, como a tantos periodistas. Siempre he reconocido el papel clave de Savater en el impulso de los movimientos sociales que fueron tan importantes para acabar con ETA. Pero el problema de Savater es que cree que la resistencia cívica contra el terrorismo solo pasa por donde él ha transitado.— Luis R. Aizpeolea.