Vamos a salto de mata
Nos van informando a cuentagotas de que las monedas de uno y dos céntimos de euro pueden llegar a eliminarse. Se alzan voces de todo crédito diciendo que el coste de fabricarlas es superior al coste facial y que ello supone unas pérdidas de 1.400 millones. Otros abogan por reducir su coste de fabricación con aleaciones más baratas, otros por la retirada progresiva, etcétera. Lamentablemente, esto redundará en más inflación, ya que como vimos en la ecuación peseta-euro, todo es redondeo al alza.
Lo que no me explico, y este es el motivo de esta carta, ¿cómo puede ser que unos sesudos, economistas, integrantes de la Comisión Europea, no lo hubieran previsto antes? ¿Nadie cayó en una cosa tan simple como calcular el coste del metal y fabricación de estas monedas? Si de una cosa tan simple y elemental no se percataron… ¡que Dios nos coja confesados si estamos dirigidos por estos cerebros!
Como comentario personal les diré que cada vez que me dan cambio, al llegar a casa cojo todas las monedas inferiores a un euro y las meto en una caja y cuando está llena las llevo al banco a canjear. Supongo que dada mi edad o por causa de la vista, no llego a reconocer el valor de estas monedas tan pequeñas y prefiero seguir con esta costumbre.— José A. Casanovas.
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