Relájense: es sólo una lista
Salvo que sea usted un eremita o Toni Cantó, se habrá enterado ya de que el número 1 fue para el Celler de Can Roca
A las personas tirando a elementales como yo nos apasionan las listas. Da igual de qué vayan o quién las haya hecho: los 25 mejores discos de los ochenta de tal revista, las 50 películas de ciencia-ficción más grandiosas según no sé qué periódico o los 100 vídeos de gatitos más graciosos recopilados por una web que sólo conocemos nosotros. Las devoramos, las criticamos y a los 20 segundos pasamos a otra cosa. O a otra lista.
Al parecer, la listitis es una enfermedad que goza de buena salud. Lo descubrí el otro día leyendo sobre BuzzFeed, una web que se ha instalado en mi vida gracias a artículos como 24 máquinas de vending que no creerías que existen, 22 razones por las que nadie debería llevar chanclas o 29 señales de que has sido criado por hippies. Con su constante ejercicio de listificación del conocimiento superfluo, empapada de enormes dosis de humor e ingenio, BuzzFeed arrasa de tal forma que ha dado con el Santo Grial en Internet: obtener beneficios de los contenidos.
En este contexto, no me extraña lo más mínimo el furor que desata el top gastronómico por excelencia, el de los 50 mejores restaurantes de la revista Restaurant. Este año, las horas previas a su difusión han estado muy animadas en España. Desde campo enemigo se tiraban balas en Twitter contra uno de los chefs asistentes por haber intoxicado a los asistentes en una boda que sirvió. Críticos destapaban el nombre del ganador para después enzarzarse en encendidas discusiones sobre la filtración. De postre, y para asombro de la prensa internacional, los medios de aquí reventaban el embargo informativo de la lista publicándola antes de que se anunciara en la gala oficial.
Salvo que sea usted un eremita o Toni Cantó, se habrá enterado ya de que el número 1 fue para el Celler de Can Roca. Con cierta lógica, nos ha rechiflado que una empresa gironesa gane en algo en estos tiempos aciagos. ¿Que los criterios de elección son dudosillos y las ausencias flagrantes? Da un poco igual: es sólo un maldito ránking, y lo de los hermanos Roca suena tan bonito —un inusual triunfo del talento sin mandangas marketinianas— que no vale la pena aguarse la fiesta.
Además, yo apoyo firmemente la World's 50 Best porque presenta una ventaja crucial respecto a otras listas. Como la inmensa mayoría de los mortales no hemos estado en casi ninguno de los restaurantes, podemos opinar sobre ella sin ninguna clase de fundamento. Lo que, en este nuestro querido país, siempre añade un plus de emoción.
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