Desgravación por pérdidas en el juego
Aún estoy intentando encontrar una explicación a la medida anunciada para la actual campaña del IRPF. Quizás es que ya tenemos como presidente del Gobierno más en la sombra (el nuestro está en la sombra más absoluta, ni siquiera se aparece en cuerpo y alma, sino a través de pantallas) a Sheldon Adelson. Solo así se explicaría que puedan ser deducibles las pérdidas en el juego y los casinos.
O sea, para que lo entienda: yo no voy a poder deducirme un implante de muela, ni una endodoncia, ni un curso de aprendizaje de alemán, ni los brackets de los dientes de mi hija, todo gastos relacionados con la salud o el conocimiento de idiomas, y un jugador sí que va a poder deducirse las pérdidas en el juego, un juego que nadie le obliga a jugar. Entonces, que sean consecuentes: que se premie de verdad a los ludópatas. Que solo por el hecho de ir a jugar a los casinos, se les regale años de cotización a la Seguridad Social, y que se puedan jubilar, como los diputados, con ocho años cotizados. Eso como premio a su contribución a la economía especulativa.— Alfonso Villalba Martín.
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