Democracia, corrupción y justicia
En la primera página de EL PAÍS del 26 de junio de 2009 podía leerse lo siguiente: El Supremo indaga si Correa pagó un viaje de lujo a Bárcenas. Han pasado tres años y medio y ¿se sabe algo de eso? Casi 10 años han transcurrido desde que se inició el caso Carlos Fabra y mucho me temo que sea un caso que no se juzgue nunca. ¿Y Gürtel? Aunque somos conscientes de que los medios técnicos y económicos de los que dispone nuestra justicia son más propios del siglo XIX que del XXI, también somos conscientes de que querer es poder. Todos los españoles, excepto corruptos e imputados, desearíamos que nuestra justicia funcionara con la sospechosa celeridad con que funcionó para juzgar a Garzón, y no con la también sospechosa y exasperante lentitud con que funciona en otros casos como los citados Fabra y Gürtel.— José Ignacio Angulo Merino. Burjassot, Valencia.
La situación política de España, entre otras, pende de un hilo. La noticia publicada recientemente sobre el cobro de dinero en negro por la cúpula del PP ha sido la gota que colma el vaso. Lo peor, que nadie dimitirá y habrá que esperar a las próximas elecciones. Lo mejor, que la solución está en nuestras manos, con nuestro voto. Creo que no es tiempo de votar a unos para que no ganen los otros, y viceversa, móvil con el que muchos han votado en los últimos años. Nosotros, la sociedad, tenemos la llave y debemos ser dueños de nuestro destino. Seamos responsables a la hora de decidir, con nuestro voto, quiénes realmente queremos que se ocupen y administren lo que es de todos. Es, creo, la base de todo sistema verdaderamente democrático.— Pedro López-Dóriga. Madrid.
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