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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La leyenda del euro

Es curioso que la efigie elegida para los nuevos billetes europeos sea la de una mujer asiática.

MARCOS BALFAGÓN

Probablemente habría sido más interesante anunciar un cambio de política monetaria, alguna decisión de Mario Draghi capaz de enderezar el curso de la crisis financiera. Pero eso requiere del consenso de Gobiernos que no están por la labor. Así que la última novedad comunicada por el Banco Central Europeo (BCE) se limita a la sustitución progresiva de los billetes en circulación desde 2002. La oportunidad se prestaba a la búsqueda de nuevos símbolos que reforzaran la idea de la moneda común, de un antídoto contra el pesimismo. A falta de personaje alguno en que se reconozca el conjunto de los europeos, el sustitutivo encontrado es la efigie de la diosa Europa —princesa le dicen otros—, que decora un vaso de hace más de 2.000 años conservado en el Museo del Louvre. Su retrato aparecerá en la marca de agua y en el holograma de los nuevos papeles de pago al portador.

Es curioso que la efigie elegida para los billetes europeos sea la de una mujer asiática. La mitología griega ha transmitido la leyenda de una Europa hija de un rey de Fenicia, que vivía en lo que ahora es Líbano y a la que Zeus le había echado el ojo desde el Olimpo. Un toro raptó a la muchacha y se la llevó a la isla de Creta, donde el bicharraco se reveló como el mismísimo Zeus. Del enlace de la asiática Europa con el dios griego nacieron diversos retoños.

A partir de la primavera próxima, la efigie será manoseada por los ciudadanos que obtengan billetes de euro en ventanillas o cajeros, empezando por los más modestos y utilizados (5 euros) y siguiendo sucesivamente por los de más altas denominaciones. En cualquier caso, no ha sido intención de los diseñadores apostarlo todo a la cuestión simbólica. Los billetes se cambian sobre todo para hacerlos más seguros y resistentes a la falsificación.

Los pesimistas menearán la cabeza con dudas sobre esta novedad o sobre las pequeñas molestias que pueda suponer el canje de los actuales por los nuevos, para lo que no se ha dado plazo. Algunos recelerán de peores intenciones: a ver si va a haber un euro “de los países del norte” del continente y otro de los enflaquecidos “países del sur”... Tranquilos: solo son leyendas.

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