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Tribuna
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Por qué Reino Unido no va a abandonar la UE

La forma de avanzar requiere una mayor flexibilidad, una geometría más variable

La historia de Reino Unido y nuestro profundo apego a los principios de la democracia y de la soberanía parlamentaria hacen que la adhesión de Reino Unido a la Unión Europea haya suscitado siempre fuertes opiniones. Incluso 37 años después de dicha adhesión, todavía existen algunos que defienden nuestra retirada. Hay ciertos sectores en España a los que les preocupa que este último sea el rumbo que inevitablemente hemos tomado. Quiero tranquilizar a mis amigos españoles diciéndoles que esto no es así.

La Unión Europea ha tenido un éxito excepcional a la hora de proporcionar paz, estabilidad y prosperidad a sus miembros, por lo que es de gran interés para Reino Unido continuar formando parte de dicho éxito.

Tan solo hay que echarle un vistazo al mercado único. La mitad de las inversiones extranjeras directas que entran al país proceden de los miembros de la Unión Europea y la mitad de nuestro comercio se lleva a cabo con otros Estados miembros de la Unión. Más de 3,5 millones de puestos de trabajo dependen del mercado único.

Las “cuatro libertades” (libre circulación de personas, bienes, servicios y capitales) constituyen la espina dorsal de nuestra vida diaria. Un ciudadano español, de entre los 60.000 que viven en Reino Unido, puede despertarse en una casa caldeada por una empresa alemana, ir al trabajo en un autobús propiedad de una empresa francesa, hacer una llamada de teléfono utilizando un móvil finlandés a través de un proveedor de red franco-alemán, y sacar dinero en el cajero de un banco español, el Santander, claro está. Esto es lo que se llama integración europea puesta en práctica, y, además, en una de las economías más abiertas del mundo.

La Unión Europea se enfrenta al reto de la globalización y la competencia que suponen las economías emergentes. Al encararse a estas cuestiones, la Unión Europea tiene que actuar ante tres grandes retos.

En primer lugar, tenemos que decidir qué estructuras le vamos a dar a la UE, cuando los diferentes países que la integran buscan distintos tipos de integración. En segundo lugar, cómo resolvemos el problema de la legitimidad y la responsabilidad democrática en la toma de decisiones dentro de la UE. Y en tercer lugar, cómo conseguimos el equilibrio perfecto entre lo que la UE ha de hacer y lo que no ha de hacer.

Está claro que una unión monetaria sostenible requiere una mayor integración fiscal, económica y financiera entre los países de la eurozona. No le corresponde a Reino Unido ofrecer sugerencias sobre cuáles han de ser las estructuras exactamente, pero está claro que se avecinan cambios sustanciales. Debemos garantizar que dichas estructuras no perjudiquen la integridad y efectividad del mercado único y de la política económica más amplia de la Unión Europea.

El segundo asunto, el de la legitimidad democrática, es un problema que preocupa a mucha gente en Reino Unido. Si los líderes de la UE quieren equipararla de las estructuras adecuadas para afrontar los retos del futuro, entonces necesitan que la gente esté de su lado. La UE tiene que tener sentido para los ciudadanos. Necesitan saber cómo se toman las decisiones que les afectan y a quién pueden dirigirse en el caso de querer tener influencia sobre dichas decisiones. Parte de la respuesta a este tema está en darle a los Parlamentos nacionales un papel de bastante mayor peso en la toma de decisiones.

El tercer asunto que debemos afrontar es sencillo, pero fundamental: ¿de qué debería ocuparse la UE? No puede hacerlo todo y la inevitable fuga de poderes hacia Bruselas preocupa a muchos ciudadanos británicos y también a otros Estados miembros. No debería considerarse como algo execrable el que el proceso de centralización de poderes se pueda revertir en determinados casos.

Cada país tendrá su propia forma de abordar estos temas. En Reino Unido estamos empleando el método tradicional de la consulta pública y el debate. Durante los próximos dos años, el Gobierno británico llevará a cabo una revisión de las competencias de la Unión Europea, tocando todos los temas, desde el bienestar de los animales hasta los impuestos, para analizar de qué forma aquello que hace afecta a Reino Unido.

Esta revisión tendrá como objetivo dar más información al público y al Parlamento sobre la naturaleza de nuestra adhesión a la Unión Europea, así como también facilitar una contribución constructiva al debate más general sobre la modernización, reforma y mejora de la Unión.

Mi Gobierno cree firmemente que su adhesión a la Unión Europea está en el interés nacional de Reino Unido. Pero cree que la forma de avanzar para la UE requiere una mayor flexibilidad, una geometría más variable. Tendríamos que permitir que existieran diferentes grados de integración en los distintos ámbitos, y hacerlo de forma que no sea en perjuicio de los países que no quieran participar en todo, a la vez que se preserva todo lo que todos valoramos.

Europa está cambiando y queremos que esté preparada para el futuro y que sea globalmente competitiva asegurándonos de que, una vez más, aborda las verdaderas necesidades de sus ciudadanos.

Giles Paxman es embajador de Reino Unido en España.

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