Ejecución injustificable
La deficiencia mental de Marvin Wilson pudo evitar en Tejas que se le aplicara la pena de muerte
Tejas, siempre meticulosa a la hora de llevar a cabo las penas de muerte, ejecutó a Marvin Wilson el martes por la noche, incluso aunque, conforme a criterios clínicos, era mentalmente deficiente.
La ejecución parece contradecir la trascendental sentencia del Tribunal Supremo de 2002, que prohibía ejecutar a personas con deficiencias mentales porque era un castigo cruel e inusual, vetado por la Octava Enmienda.
Sin embargo, el tribunal, que ahora es más conservador, rechazó sin comentarios una apelación in extremis de los abogados de Wilson. No tiene sentido. Hace 10 años, la señal de stop erigida por el Supremo había puesto fin a la práctica de enviar al corredor de la muerte a personas intelectualmente disminuidas. (...)
Por desgracia, la sentencia del Supremo también otorgaba cierta discrecionalidad a los Estados federales para que determinaran quién debía ser considerado mentalmente disminuido. Y Tejas utilizó esa hueco como coladero para adherirse a su propensión a ejecutar sin discriminar. (...)
Es hora de acabar por completo con la pena de muerte. Ha habido demasiados casos en los que se ha ejecutado a personas cuya inocencia se ha demostrado después.
El caso de Wilson no era un ejemplo de eso, sino de algo que, en cierto sentido, es incluso más importante: la capacidad de los estadounidenses de cualquier Estado, Tejas incluido, de trascender la necesidad de castigar un crimen y amparar con la clemencia a aquellos que de verdad lo merecen: personas mentalmente incapaces de tomar buenas decisiones o de contribuir a su defensa.
Filadelfia, 9 de agosto
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