Menos concejales, menos democracia

Abunda la queja de que los Ayuntamientos no son participativos, que los ciudadanos delegan el voto cada cuatro años y los consistorios ejercen unilateralmente el poder durante ese tiempo. También de que siempre son las mismas personas, aunque no es menos cierta la dificultad de encontrar candidatos dispuestos a implicarse en la política municipal.

La reforma de la Administración local anunciada por el Gobierno incluye la pretensión de reducir un 30% el número de concejales, 1.350 en Aragón, lo cual va a tener unas graves consecuencias en nuestros pueblos.

De entrada, la propuesta es insensata, populismo en estado puro. El coste de tener activo a un concejal en un pueblo, comentarios de bar al margen, es irrisorio al lado de la dedicación, los dolores de cabeza y los problemas que ha de afrontar un edil de un Ayuntamiento pequeño. Ningún concejal de un pueblo pequeño cobra por serlo. Los concejales que queden después del recorte estarán más solos, tendrán más trabajo, y los candidatos, por lógica, serán menos. Y probablemente, cuando los que queden no lleguen a poder realizar todo el trabajo, haya que contratar a alguien. La democracia será más raquítica, más bipartidista, menos proporcional y menos plural. Triste noticia para los pueblos y los ciudadanos. Bastante más triste de lo que muchos creen.— David Félez Sola. Miembro del Consello Nazional de CHA y concejal del Ayuntamiento de Almudébar, Huesca.