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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El primer paso

El rescate de la banca española, calculado en 62.000 millones, debe ser diáfano y rápido

Las conclusiones de los evaluadores externos de la banca (Roland Berger y Oliver Wyman) han determinado que el sistema financiero español necesitaría entre 51.000 y 62.000 millones de capital adicional en condiciones económicas extremadamente adversas. En principio, una necesidad de recapitalización holgadamente inferior al capital que puede aportar Europa (100.000 millones) debería servir para tranquilizar la presión de los mercados sobre los bancos españoles y recuperar la confianza en que la reforma financiera podrá ejecutarse con éxito.

El otro factor optimista es la confirmación expresa de que el daño está concentrado en las entidades intervenidas y que los tres grandes bancos españoles están a cubierto del riesgo de descapitalización, incluso en el peor de los supuestos de recesión. Pero hay que tener en cuenta también que el informe de Roland Berger y Oliver Wyman es solo el primer paso de un proceso, que se adivina largo.

En ese trámite hay que contar con un cálculo más preciso de la recapitalización que necesita cada entidad, que se prolongará probablemente hasta septiembre, y la apertura de plazos para acudir a la financiación europea. Cuanto más breves sean esos plazos, mejor; menos tiempo se prolongará la incertidumbre. Nueve meses pendientes de que los bancos medianos decidan si recurren o no a la financiación europea es un riesgo que los mercados cotizarán negativamente.

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Dada la extrema sensibilidad de los inversores hacia la solvencia de la deuda española, es esencial no cometer los mismos errores que han llevado al rescate bancario. Uno sería alargar el proceso; lo mejor es pedir cuanto antes el rescate y aclarar los detalles que importan a quienes quieren invertir en activos o en acciones: el plazo de devolución (que no debería ser inferior a 15 años), el periodo de carencia y el tipo de interés que se pagará por el capital, que no debería ser superior al 4%. Cuando Obama pedía “aclarar” el rescate de la banca española como condición necesaria para reducir la tensión de los mercados, aludía probablemente a poner en marcha una recapitalización rápida, nítida, con todos los detalles a la vista. Para un inversor es esencial saber quién corre con el gasto del rescate, si el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) o la deuda pública; o si el dinero concedido para el rescate tendrá prioridad de devolución sobre el resto de los activos de deuda.

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