_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Autoayuda

ELA es una de las enfermedades neurodegenerativas más crueles. Le va arrebatando al enfermo la movilidad, el habla, la deglución y por último la respiración

Rosa Montero

Todos tenemos algún familiar impresentable, pero esta prima de riesgo es de lo más malo que he conocido. A la gente le da miedo asomarse a la realidad y ya no compra diarios. Ahora lo único que se vende es la autoayuda: recetas para contrarrestar el susto y la congoja. Yo también pensaba poner aquí algunos consejos prácticos para evitar la murria, como, por ejemplo, intentar valorar y disfrutar lo que uno tiene, porque las cosas siempre pueden ir a peor (ya se sabe que el pesimista es el que cree que estamos en la situación más negra, mientras que el optimista piensa que todavía puede empeorar), pero entonces me escribió la Fundación Miquel Valls, de Cataluña, y todo adquirió otra dimensión.

La FMV lucha contra la Esclerosis Lateral Amiotrófica, ELA, una de las enfermedades neurodegenerativas más crueles. Le va arrebatando al enfermo la movilidad, el habla, la deglución y por último la respiración. No tiene cura y mata a su víctima en un plazo de dos a cinco años, aunque haya algún superviviente excepcional (como Hawking, enfermo desde 1963). En España hay unos 4.000 afectados; cada día se diagnostican entre dos y tres nuevos casos, y la única manera de aliviar ese infierno es la respuesta múltiple que reclama la Fundación: atención domiciliaria a enfermos y familias, soporte multidisciplinar en los hospitales (como en el de Bellvitge, en donde mañana habrá unas jornadas sobre la ELA) y el fomento a la investigación. O sea: incluso en el horror puede haber luz cuando la medicina pública colabora, cuando hay coordinación y apoyo, cuando el paciente es respetado y todas las personas implicadas pueden vivir el duro pero colosal viaje de la enfermedad de la manera más digna y hermosa (sí, hermosa) posible. Eso sí que es una colectividad autoayudándose a sí misma. Cultivemos la solidaridad frente a la prima.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_