17 de junio Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía
Esta entrada ha sido escrita por Charo Izquierdo, del departamento de proyectos de World Vision.
Chris Sisarich. World Vision
-Las severas sequías son un cruel recordatorio de la injusticia global.
-La desertificación afecta a países desarrollados, como España, pero sus consecuencias son más graves en países en desarrollo porque es allí donde genera un espiral de devastación.
Cada año 12 millones de hectáreas, cuatro veces la superficie de Galicia, se pierden a causa de la desertificación. Un tercio de la población mundial ya vive en tierras áridas o en proceso de desertificación, que es un fenómeno que tiene sus efectos más extremos en países en desarrollo, cuya actividad económica principal es la agricultura.
Los países africanos son especialmente vulnerables a este fenómeno, dos tercios del Continente Africano son zonas desérticas o áridas. Las severas sequías que se están produciendo en África son un cruel síntoma de la injusticia global que se manifiesta a través del hambre. En el último año y medio en el Cuerno de África más de 13.000.000 de personas se han visto afectadas por la crisis alimentaria. En el Sahel la crisis ha alcanzado a otros 18.000.000 de personas.
La sequía es el desencadenante de la perversa espiral que arrastra consigo a millones de seres humanos hacia un progresivo empobrecimiento. La primera reacción de una población, cuya principal actividad es la agricultura y que intenta sobrevivir a la falta de agua, es intensificar la explotación ya excesiva del suelo. En segundo lugar, las familias proceden a vender todo lo que poseen para hacer frente a sus necesidades. Y finalmente parte de la población afectada emigra en busca de trabajo: los varones adultos o los jóvenes de ambos sexos se desplazan a las ciudades o a otros países por temporadas o durante varios años en busca de trabajo. Estas estrategias de supervivencia suelen conllevar la ruptura de la comunidad y a veces de la familia, lo cual deja a los niños en situación de mayor vulnerabilidad.
La solución para paliar los procesos de desertificación pasa no sólo por tomar medidas urgentes a nivel local -reforestación de bosques, sistemas de riego más eficientes, cultivos menos intensivos en agua-, sino también en el ámbito internacional para poder abordar las raíces del problema de la desertificación, que residen en gran medida en el cambio climático.
La próxima semana se celebrará en Río la Conferencia de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Ésta es una oportunidad única para impulsar los conceptos de economía ecológica, economía verde o desarrollo sostenible. La actual crisis internacional ha puesto de manifiesto la necesidad de que dejemos de medir el desarrollo a través de indicadores puramente económicos como el PIB o la inflación, y de que incluyamos urgentemente otros como bienestar humano y medioambiental.
El desarrollo sostenible no es una opción, es una necesidad apremiante para sentar las bases que permitan que en 2050 puedan convivir en armonía con su entorno nueve mil millones de personas.
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