Que recorten los de abajo
Mientras la sufrida clase de tropa —trabajadores, funcionarios, parados, pensionistas, sin papeles— sufre cada viernes recorte tras recorte, siguen sin verse trazas de austeridad en los contornos que la predican. El presidente del Consejo General del Poder Judicial sigue con su semana caribeña, y los gastos propios y los miles de euros de su escolta le parecen pecata minuta. La Moncloa, que defendía bajar el número de asesores (naturalmente todos de su propio partido) tiene 86, el doble que el Gobierno anterior. Los Bancos, tan necesitados de ayudas públicas, despiden a los directivos que los han llevado al caos con indemnizaciones de decenas de millones. Nadie —me refiero a los políticos— habla de bajarse sueldos, dietas, tarjetas o comilonas, ni de dejar de contratar a parientes. La única esperanza que nos queda es la proliferación de denuncias a través de las redes sociales y medios de comunicación.— José Mª Acosta Vera.
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