_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Recuerdos utópicos

El descalabro de Caja Madrid tiene su origen mucho antes de la crisis, en su ocupación por una facción ‘liberal’ del PP

Joaquín Estefanía

1.Primer acto: se abre el telón y aparece Alberto Garzón, joven diputado de IU, pidiendo la nacionalización de Bankia. El coro de biempensantes grita: “¡Antiguo, trasnochado!”. Se cierra el telón.

Segundo acto: se abre el telón y en escena está el flamante nuevo presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, que demanda la nacionalización del banco. En esta ocasión, el coro, formado por más de una docena de dirigentes del PP, piropea: “¡Es la única solución!, ¡moderno!, ¡con un par: así se arreglan los problemas!”.

Burla burlando, Mariano Rajoy se ha unido al club de dirigentes nacionalizadores de George Bush, en una manifestación más de que no todas estas operaciones son progresistas, como hace muchos años demostró el Caudillo. He aquí cómo un proceso de privatización, el de las cajas de ahorros, ha acabado por ahora con una de las más importantes en el sector público.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

2. Noviembre de 2009, un año largo después de lo de Lehman Brothers. El entonces presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, dijo en el Parlamento Europeo: es “improbable” que los contribuyentes acepten “por segunda vez” salir al rescate de entidades financieras con dinero público. Dos años después se tragó sus palabras cuando hubo que sacar del pozo, de nuevo, al gigante franco-belga Dexia. Mayo de 2012: ¿tercera oleada de recapitalizaciones? El dinero público —en capítulos heterogéneos— que el Estado español ha puesto hasta ahora para ayudar a la banca equivale al 11,5% del PIB anual de nuestro país. Según Ana Mato, el presunto agujero de la Sanidad, que ha impulsado los recortes más recientes, es del 1,6% del PIB.

Trichet también dijo que todo lo que se había hecho por los bancos “no ha sido por su cara bonita” sino porque tienen un papel esencial en la economía de mercado: prestar. Dos años y medio después no se ha restaurado el flujo de préstamos.

3.“Ayudar a los bancos, no a los banqueros”. Ese era el lema. Por ello ha caído Rodrigo Rato (y por estar en desacuerdo con el diseño de salida a Bankia programado por Luis de Guindos). Pero Rato llevaba poco tiempo. Desde finales de los noventa hasta hace muy poco, Caja Madrid (matriz principal de Bankia) estuvo regida por Miguel Blesa, de quien no se conocía ningún antecedente cercano al sector financiero (pasó de la nada al todo) y cuya principal virtud para estar ahí consistía en ser amigo íntimo de Aznar.

En unas declaraciones antológicas a este periódico en octubre de 2009 (que le costaron muy caras), Manuel Cobo, vicealcalde de Madrid, parafraseó a Brecht para explicar la ocupación de poder por las huestes de la muy liberal Esperanza Aguirre, hoy silente: “Vinieron a por la tele y yo no hablé porque no era de la tele, vinieron a por la Cámara y yo no hablé porque no era de la Cámara, vinieron a por Ifema y yo no hablé porque no era de Ifema [ahora sí], vinieron a por la Caja y yo no hablé porque no era de la Caja”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_