Movida en Antifraude
Un Gobierno "previsible" descabeza a la élite de la inspección tributaria
Solo está Pilar Valiente, que avisa rápidamente”. Esa frase fue un indicio de la connivencia entre la persona que presidía la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y Gescartera, una agencia de valores que estafó algo más de 100 millones de euros a unos 2.000 clientes, incluidas decenas de instituciones católicas. La frase —encontrada en una agenda incautada a la jefa de Gescartera, Pilar Giménez Reyna—, se refería a la intención de la CNMV de intervenir el chiringuito financiero en 1999, cuando Valiente era consejera del órgano supervisor. Promovida a presidenta de la CNMV antes de que estallara el escándalo, Valiente dimitió en 2001.
El Ministerio de Hacienda la catapulta ahora como número dos de la Oficina Antifraude y destituye a los dos principales responsables de este departamento, así como a cinco de sus jefes técnicos, medida esta última muy inhabitual. Se trata de la unidad que ha investigado el caso Gürtel o los movimientos sospechosos de 147.800 euros en billetes de 500, entre un instituto sin ánimo de lucro y una empresa, que resultó ser la entidad presidida por Iñaki Urdangarin.
Toda la movida coincide con la difusión de un nuevo plan antifraude. Se trata de estrechar el cerco sobre profesionales, artistas y deportistas, controlar mejor la economía sumergida, vigilar operaciones de ingeniería fiscal que pretendan reducir impuestos, aprovechar los convenios firmados con Suiza y antiguos paraísos fiscales para descubrir fraudes... Bueno: al servicio de esos objetivos se promociona a una persona profesionalmente cuestionada —aunque Valiente no sufrió consecuencias judiciales— y se descabeza a la unidad investigadora de élite. Que tampoco había dado malos resultados, al haber más que duplicado la recaudación entre 2005 y 2010. Los 10.000 millones logrados en ese último año superan el objetivo fijado por el nuevo plan antifraude.
A despecho de tantas apelaciones a hacer las cosas “como Dios manda” y a actuar como “un Gobierno previsible”, emergen las sorpresas. ¿Qué se pretende: reducir o borrar el esfuerzo de inspección realizado?
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