Agonía griega
Las nuevas medidas de austeridad son otra huida hacia adelante que agrava la recesión
Los tres partidos griegos que apoyan al Gobierno de coalición de Lukas Papademos aprobaron tras días de agonía un nuevo paquete de sacrificios. Han abierto así la vía tanto para que Bruselas libere un nuevo rescate por valor de 130.000 millones de euros, como para que se pueda avanzar hacia una quita ordenada de la deuda griega. El resto de Europa y el mundo respiraron. Pero es evidente que Grecia no podrá cumplir, porque a estas alturas el problema griego es de crecimiento. Las durísimas medidas de austeridad están agravando la recesión en el país, con la consecuente pérdida de ingresos fiscales en una sociedad ya de por sí poco dada a pagar impuestos. Es una huida hacia adelante. Una vez más, los europeos ganan tiempo, pero no resuelven.
Es importante, para el conjunto de los países de la zona euro, evitar una quiebra desordenada de Grecia y gestionar la situación. Por ello resulta incomprensible que hace unos días Neelie Kroes, vicepresidenta de la Comisión Europea, declarara como “justificable” la salida de Grecia del euro, cuando todo lo que está haciendo Grecia está dirigido a evitarla. Pues tendría un coste colosal para los griegos y generaría una inestabilidad general al crear un mal precedente. Los partidos griegos, entre la espada del rescate y la pared de las elecciones de primavera, acordaron reducir un 20% el salario mínimo, hacer nuevos recortes por valor de 3.300 millones de euros y adoptar otras medidas y reformas, aunque se resistieron, comprensiblemente, a bajar las pensiones en un 15% suplementario.
Con este paquete, el FMI, la Comisión Europea y el Eurogrupo discutieron ayer en Bruselas si desbloquear un nuevo rescate a Grecia por valor de 130.000 millones de euros, aunque, dado que desconfían, pedirán que estas medidas se apliquen antes de liberar los fondos. Tan o más importante era la reunión de acreedores privados con el BCE ayer en París para acordar una condonación sustancial de la deuda griega, sin la cual Grecia entraría estrepitosamente en quiebra. Y, más allá, es necesario suavizar el ritmo de reducción del déficit griego, a lo que Alemania y Países Bajos se oponen de forma tajante.
Está por ver hasta dónde llega la capacidad de resistencia de los griegos. El paro se ha duplicado hasta el millón desde el primer rescate y el paquete de austeridad de hace 21 meses. El 30% de la población vive ya bajo el umbral de la pobreza.
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