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3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

Un sistema alimentario roto

Gonzalo Fanjul

Mil millones de personas acóstandose con hambre cada noche; 200 millones más que hace solo una década.Una demanda de alimentos que crecerá un 70 por ciento en los próximos 40 años mientras el rendimiento de las tierras es cada vez más bajo y la variabilidad de las lluvias más acentuada. Una carrera entre inversores para quedarse con las tierras más productivas en los países pobres, en una rapiña que ha alcanzado los 80 millones de hectáreas en solo siete años. Entre un 30 y un 50 por ciento de la comida desperdiciada por el descuido de los ricos y la falta de infraestructura de los pobres. Tres compañías que controlan el 90 por ciento del comercio mundial de grano. Gobiernos de Europa y EEUU alimentando motores en vez de bocas con una insensatapolítica de biocombustibles que se lleva buena parte del maíz y el aceite de palma que antes consumían las poblaciones pobres. Un casino especulativo en el mercado de alimentos que se ha multiplicado por 25 entre 2003 y 2008. Un sistema de ayuda alimentaria que deja 6 de cada 10 dólares de ayuda estadounidense en manos de sus grandes productores y empresas navieras.

Un sistema alimentario roto.Y una bomba de relojería en un planeta que alcanzará los 9.000 millones de habitantes en 2050.

Oxfam presenta hoy CRECE, una nueva campaña global que habla del hambre del presente y del hambre del futuro. Su informe base (Cultivar un futuro mejor: Justicia alimentaria en una era de recursos naturales limitados) sostiene un argumento central: la crisis alimentaria sobre la que estamos sentados no es un fatalismo divino, sino la consecuencia de gobiernos incapaces que responden a poderosos intereses privados. Las páginas de este documento son un relatorio del modo en el que las grandes compañías agroalimentarias, los terratenientes o los lobbies de las industrias energéticas y de los grandes productores deforman el sistema alimentario en su beneficio. Todos los demás -consumidores y productores en cada esquina del planeta- pierden.

El problema es que el status quo ya no es una opción. De acuerdo con los modelos realizados para este informe, los precios de los alimentos básicos podrían dispararse en 2030 entre un 120 y un 180 por ciento, dependiendo de los productos. Buena parte de este incremento vendría derivado del deterioro del clima y de la alta dependencia alimentaria de las familias y los países más pobres. Un verdadero escenario de pesadilla que sugiere inestabilidades globales por encima de cualquier nivel aceptable.

La campaña de Oxfam, que se desarrollará en 45 países del mundo a lo largo de los próximos cuatro años, propone esfuerzos ambiciosos en dos grandes áreas:

- Poner el sistema alimentario bajo control para evitar nuevas crisis alimentarias en el corto plazo: la agenda en este ámbito incluye un abanico de medidas para hacer frente a escaladas de precios y las hambrunas, desde los mecanismos de coordinación para evitar restricciones en cadena de las exportaciones hasta la reforma de los sistemas de ayuda alimentaria. Incluye también medidas para frenar la especulación alimentaria y poner fin a las políticas de biocombustibles.

- Prevenir las crisis futuras y sentar las bases de un modelo alimentario justo y estable, centrándose en dos prioridades: Primero, multiplicar la inversión en la agricultura familiar del mundo en desarrollo, que supone una alternativa eficiente, equitativa y sostenible a la gran agricultura intensiva. Segundo, alcanzar un acuerdo ambicioso en las negociaciones del clima para frenar la amenaza del calentamiento global. En ambos casos, las soluciones que resuelvan el futuro deben ser adoptadas hoy.

Oxfam vuelve con esta campaña a su verdadera razón de ser. La organización fue creada en1942 para atender a los refugiados hambrientos de la Segunda Guerra Mundial y a lo largo de su historia ha estado presente en las grandes batallas contra el hambre, desde Biafra en 1969, Etiopía en 1984 o Níger en 2005. Hoy la lucha contra el hambre se desarrolla en un campo de batalla más amplio, el que vincula la equidad con la ecología de un modo desconocido hasta ahora. Sepan todo lo que esta plataforma activista les ofrece en http://www.intermonoxfam.org/crece.

Comentarios

Pues a mí me parece mucho más necesario movilizarse por esto que por cualquiera de las reinvindicaciones del 15M. Y se que alguien dirá que si conseguimos lo segundo (una democracia real, estaremos más cerca de lo primero, pero...) Si la izquierda quiere reinventarse e ilusionar tendrá que empezar por plantear que tenemos que vivir de otra manera, que no podemos denunciar que los banqueros viven a nuestra costa si no admitimos que nosotros vivimos como vivimos a costa de la pobreza de esos 3.500 millones. Esto no es fácil, decir a los trabajadores occidentales que tendremos que modificar nuestros intereses consumistas para que todos vivamos mejor. ¿Quién le va a poner el cascabel al gato?
Pues a mí me parece mucho más necesario movilizarse por esto que por cualquiera de las reinvindicaciones del 15M. Y se que alguien dirá que si conseguimos lo segundo (una democracia real, estaremos más cerca de lo primero, pero...) Si la izquierda quiere reinventarse e ilusionar tendrá que empezar por plantear que tenemos que vivir de otra manera, que no podemos denunciar que los banqueros viven a nuestra costa si no admitimos que nosotros vivimos como vivimos a costa de la pobreza de esos 3.500 millones. Esto no es fácil, decir a los trabajadores occidentales que tendremos que modificar nuestros intereses consumistas para que todos vivamos mejor. ¿Quién le va a poner el cascabel al gato?
Pues a mí me parece mucho más necesario movilizarse por esto que por cualquiera de las reinvindicaciones del 15M. Y se que alguien dirá que si conseguimos lo segundo (una democracia real, estaremos más cerca de lo primero, pero...) Si la izquierda quiere reinventarse e ilusionar tendrá que empezar por plantear que tenemos que vivir de otra manera, que no podemos denunciar que los banqueros viven a nuestra costa si no admitimos que nosotros vivimos como vivimos a costa de la pobreza de esos 3.500 millones. Esto no es fácil, decir a los trabajadores occidentales que tendremos que modificar nuestros intereses consumistas para que todos vivamos mejor. ¿Quién le va a poner el cascabel al gato?

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