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La Policía desarticula una red que blanqueó más de 30 millones del narcotráfico

Los cabecillas eran dos hermanos españoles, uno de ellos empleado de Iberia

Agentes del Cuerpo Nacional de Policía adscritos a la Brigada de Investigación de Delitos Monetarios han desarticulado, en el curso de una investigación que ha durado cuatro meses, una organización dedicada al blanqueo de dinero procedente del tráfico de cocaína.

Según la Dirección General de la Policía, la red ha blanqueado más de 30 millones de euros, que sirvieron en parte para financiar la compra de dos avionetas utilizadas para trasladar a Sudamérica grandes cantidades de dinero. La organización estaba dirigida por dos hermanos españoles, José Luis y Juan Carlos Rivera, que tenían como misión la recogida de grandes cantidades de dinero en efectivo que les entregaban otros individuos de nacionalidad colombiana, que a su vez actuaban como "recolectores" de los distribuidores del estupefaciente.

Una vez que los citados hermanos cogían el dinero, lo trasladaban a un establecimiento de joyería que utilizan como tapadera de su actividad, situado en el centro comercial Alcalá Norte de Madrid, donde lo "procesaban". Hasta la puesta en circulación del euro justificaban la tenencia del efectivo mediante declaraciones de "importación de moneda metálica" que José Luis Rivera, como empleado de Iberia y aprovechando su conocimiento del aeropuerto de Barajas, entregaba a su hermano Juan Carlos en la zona internacional de llegadas -previo paso al control de aduanas- y éste simulaba que procedían de Colombia. Acto seguido ingresaban el efectivo en cuentas bancarias y ordenaban transferencias a las cuentas que les habían indicado desde Colombia. Mediante este procedimiento han transferido una cantidad superior a los dos mil millones de pesetas.

Al mismo tiempo, José Luis transportaba físicamente efectivo a Zúrich para ingresarlo en cuentas abiertas en ese país. Desde allí ordenaba las transferencias a bancos de Bogotá y Miami. Parte del dinero recogido, concretamente el correspondiente a los billetes de menor valor facial, era entregado al colombiano Johnny A.B., titular de un locutorio, que a su vez lo ingresaba en partidas no superiores a los 6.000 euros en cuentas de no residentes que eran vaciadas mediante tarjetas de débito en Bogotá. En esta última fase sacaron al exterior más de quince millones de euros (2.500 millones de pesetas).

Parte de los beneficios ilícitos obtenidos fueron utilizados en la compra de dos avionetas, la última con capacidad para volar a Sudamérica y poder trasladar mayores cantidades de efectivo, evitando la utilización de "correos" y aumentando sustancialmente el beneficio.

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