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Alcachofas asadas sin horno (y sin esfuerzo)

Para preparar esta receta no necesitas más que una cazuela, pocos minutos de trabajo y un ratito al fuego. Alíñalas como quieras y rechupetea hojas como si no hubiera un mañana.

El vicio alcachofil ya está aquí
El vicio alcachofil ya está aquíMÒNICA ESCUDERO

Las alcachofas son una de las verduras favoritas del colectivo Comidista; no es casualidad que esta inflorescencia -y no un apio, un chuletón o una bolsa de Risketos- sea el logotipo que representa esta santa casa. A todos nos gusta comer alcachofas y a prácticamente nadie apañarlas para esta labor, y los dos sistemas que apenas requieren trabajo previo; lanzarlas al horno tal cual y preocuparse después de eso o cocinarlas en el microondas, necesitan dos electrodomésticos que no todo el mundo tiene siempre a mano.

Con nuestra última incursión alcachofística solo necesitarás una cazuela y unos minutillos de trabajo -pocos; casi todo lo hace el fuego- para lanzarte a ellas como si no hubiera un mañana. Aunque en la propuesta original las aliñamos solo con un poco de aceite, sal, pimienta y limón; puedes ponerte todo lo creativo que quieras con el acompañamiento. Unos daditos de jamón, queso curado en lascas, vinagre en lugar de limón -o ningún ácido si no te gustan-, algún fruto seco picado, una vinagreta de anchoas o un chorrito de vino blanco en lugar de agua alguna de las veces que se genere vapor: las posibilidades son casi infinitas.

Al prepararlas con las hojas enteras están más pensadas para el chuperreteo que para integrarlas en un plato de cuchillo y tenedor: si quieres comerlas a lo finolis, tendrás que trabajarlas un poco más. Puedes freírlas en dos tiempos, a la judía, en bruschetta, crudas o al horno, con estas cuatro recetas rápidas, en caldo de jamón, braseadas con anchoas o con huevos y patatas.

Dificultad: La de encontrar una cazuela donde quepan las alcachofas, con una tapa que encaje.

Ingredientes

Para 4 personas

  • 4 o 6 alcachofas (dependiendo del tamaño y de con qué las vayamos a tomar)
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sal
  • Pimienta
  • Ralladura y zumo de limón (opcional)

Instrucciones

1.
Poner la cazuela a fuego medio para que se caliente.
2.
Retirar las hojas de fuera de las alcachofas -con las manos- y la parte exterior del tallo, con un cuchillo o un pelador. Abrir las alcachofas a lo largo por la mitad, retirar los pelillos interiores -si los tienen- con una puntilla, ponerles unas gotas de aceite por la parte interior y pasar directamente a la cazuela, con la parte cortada hacia abajo.
3.
Cuando estén todas listas, dejar dorar tres minutos. Añadir unos 75 ml de agua y tapar durante cinco minutos. Repetir la operación un total de tres veces.
4.
Cuando la última tanda de agua se haya evaporado, dar la vuelta a las alcachofas (ahora con la parte cortada hacia arriba). Salar un poco, añadir unos 75 ml de agua y tapar durante cinco minutos. Presionar con el dedo -con cuidado para no quemarse- la base de las alcachofas para ver si están tiernas. Si no lo están, repetir el proceso una vez más y comprobar de nuevo (repetir otra vez si es necesario, el tiempo final depende del tamaño y lo tiernas que estén).
5.
Si alguna alcachofa necesita un poco más de color, darle la vuelta un par de minutos a fuego medio. Aliñar con pimienta, sal, aceite de oliva virgen extra, ralladura y zumo de limón (si se quiere, o una de las dos cosas) y servir.

Si haces esta receta, comparte el resultado en tus redes sociales con la etiqueta #RecetasComidista. Y si te sale mal, quéjate a la Defensora del Cocinero enviando un mail a defensoracomidista@gmail.com

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