Educación concreta los trámites para que los profesores técnicos de FP con carrera cobren lo mismo que los de secundaria

El 85% de los 30.500 profesores técnicos de Formación Profesional en el sector público tienen carrera (26.000) y han tenido que pasar un proceso de selección en unas oposiciones para poder ejercer y, sin embargo, hasta ahora cobran menos que un docente de secundaria. Pero su suerte va a cambiar y se va a cumplir una reivindicación histórica de este colectivo, pues el Ministerio de Educación ha redactado un decreto que equipara el sueldo de quienes tienen un título universitario con los docentes de secundaria. El ministerio ha presentado este miércoles el borrador a los gobiernos autonómicos.

Un profesor de FP sin trienios en Cantabria ―en la media de España― gana 2.500 euros brutos al mes, frente a los 2.705 brutos en secundaria. La diferencia es de 200 euros.

Los profesores que ya fuesen titulados el 19 de enero de 2021 ―cuando entró en vigor la ley Celaá, que incluye en su articulado esta medida sin detallar el proceso― tendrán que mandar de forma telemática al portal de su comunidad autónoma la documentación que pruebe que son graduados para cobrar el suplemento. El suplemento se cobrará con carácter retroactivo desde ese 19 de enero.

A los que se han titulado posteriormente y hasta que se apruebe el decreto en el Consejo de Ministros, se les contará la antigüedad desde la fecha de graduación, y quienes vayan terminando sus estudios desde entonces y hasta el 19 de enero de 2026 deberán acreditar el diploma. A partir de ese momento, no habrá que cumplimentar ningún papeleo, el aumento salarial se hará a los titulados universitarios de forma automática.

El borrador del decreto tiene aún que ser aprobado por el Consejo Escolar del Estado ―que va a presentar enmiendas―, antes de pasar por el Consejo de Ministros. Como el aumento de sueldo va a ser retroactivo, si hay una demora en la tramitación no va a suponer un perjuicio para los interesados.

La división entre el profesorado se remonta a la Ley General de Educación de 1970, que estableció dos cuerpos de docentes de FP: por un lado, los maestros de taller, encargados de dar las prácticas, que eran en general titulados de FP, y el de los profesores numerarios, que daban la teoría y casi todos eran titulados universitarios.

En 1990, la Ley Orgánica General del Sistema Educativo (Logse) convirtió a los maestros de taller en profesores técnicos de FP y empezaron a impartir teoría y práctica. Para acceder al puesto, hace una década empezó a exigirse a los nuevos docentes contar con una titulación universitaria. Aunque hay excepciones para 19 de las 29 especialidades de FP que son muy prácticas: como Peluquería, Soldadura, Mantenimiento de Vehículos o Cocina.

Ahora, fuera del acuerdo queda el 15% de la plantilla que no está graduada (4.500). El Ministerio de Administraciones Públicas contempla para los docentes no graduados el sueldo que ya tenían y crea para ellos un cuerpo nuevo. A este colectivo minoritario, que dispone de un título de FP y experiencia como peluqueros, cocineros o mecánicos de automóvil, le preocupaba que en las enseñanzas de FP se dejase de contar con ellos, convertirse en un “cuerpo a extinguir”. Y en especial a los interinos, que no son funcionarios y temían no poder presentarse a más oposiciones.

El profesorado de FP no deja de crecer en paralelo a la enorme expansión de estos estudios: en el curso 2020/2011 había 24.459 profesores técnicos para 424.700 alumnos en centro públicos y en el 2020/2021, 30.490 docentes para 681.000 matriculados. España, para no perder competitividad dentro de Europa, está obligada a formar aún a más profesionales técnicos, por lo que las oposiciones a profesor de FP están garantizadas.

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