El cambio en las oposiciones docentes amenaza el plan para estabilizar a los interinos, según los sindicatos
Aspirantes sin experiencia celebran la modificación: “Nos da la posibilidad de alcanzar aquello por lo que tanto hemos luchado”
Los sindicatos de enseñanza advierten de que el cambio de última hora en el decreto que regulará las oposiciones docentes hasta el año 2024, aprobado este martes por el Gobierno, que reduce parte de la ventaja que el borrador inicial del texto legal concedía al profesorado interino, hace prácticamente imposible conseguir reducir la elevada tasa de temporalidad en la educación pública, cercana hoy al 25%. El objetivo de la ley de estabilización laboral en el sector público aprobada en diciembre es que este porcentaje baje al 8%. CC OO ha afirmado que el cambio, instado por el Consejo de Estado, deja el plan negociado durante meses por el Ministerio de Educación y los sindicatos próximo al fracaso y generará problemas organizativos al obligar a establecer tres formas de acceso diferentes para el mismo tipo de puestos.
El borrador de decreto negociado por el ministerio y los sindicatos preveía que las convocatorias de oposiciones docentes hasta el año 2024, un periodo en el que está previsto que las comunidades autónomas convoquen unas 125.000 plazas en infantil, primaria y secundaria, dieran ventaja a los interinos y redujeran drásticamente la temporalidad. Para ello, la ley establecía dos vías de acceso. De un lado, un concurso oposición en el que la puntuación por experiencia recibía muchos más puntos que en una convocatoria normal. Del otro, un concurso de méritos, sin examen, para ocupar las plazas cubiertas desde hace más de seis años por interinos.
El Consejo de Estado planteó, sin embargo, una observación esencial (es decir, un tipo de reparo grave que el Gobierno prácticamente siempre atiende), argumentando que las plazas que no fueran específicamente de estabilización, como las convocadas para cubrir bajas de jubilación, no podían ser cubiertas mediante dichos procedimientos extraordinarios, sino mediante el concurso oposición estándar, que no premia tanto la experiencia.
El ministerio aceptó el cambio planteado por el Consejo de Estado y como consecuencia las aproximadamente 37.000 vacantes por jubilación previstas hasta 2024 no podrán cubrirse con el sistema que favorece a los interinos. Es decir, que el plan de estabilización pierde en torno al 30% de las plazas inicialmente previstas.
El cambio, critica UGT, obligará a utilizar “procedimientos diferentes para ingresar en los mismos cuerpos docentes”, algo que no ha sucedido en anteriores procesos de estabilización, como los acordados por los sindicatos con el último Gobierno del PP.
La situación, considera CC OO, hará que las comunidades autónomas tengan que decantarse por opciones “claramente indeseables”. La primera consistiría en organizar en fechas distintas las dos convocatorias más favorables a los interinos (el concurso oposición por un lado, y el concurso de méritos por otro) y la que se regirá por los criterios habituales, lo que permitiría a los aspirantes presentarse a todas (el acceso a las pruebas no puede restringirse) e implicaría, según el sindicato, problemas de gestión para la Administración y un gran esfuerzo para quienes se presenten a las dos versiones del concurso oposición.
La segunda consistiría en convocarlas en la misma fecha, con lo que los aspirantes deberían elegir a cuál presentarse, sin saber con certeza cuál les conviene más. Y la tercera, no convocar plazas de reposición hasta 2024, lo cual, teme el sindicato, provocaría que el porcentaje de interinidad apenas disminuiría, ya que las vacantes de las jubilaciones tendrían que ser cubiertas por personal temporal.
El proceso de estabilización, vaticina Francisco Venzalá, presidente del sindicato Anpe, no conseguirá reducir la precariedad laboral en el sistema educativo al objetivo del 8%, lo que hará necesario aumentar el número de plazas convocadas.
Mientras los interinos y los sindicatos que los representan (parte de ellos están afiliados) lamentan el resultado, muchos aspirantes sin experiencia docente lo celebran. Como Sara Carrillo, de 24 años, que vive con sus padres y sus tres hermanos en Las Palmeras, en Córdoba, uno de los barrios más pobres de España: “Nos proporciona un alivio muy grande, porque ese 30% de plazas nos dan la posibilidad de alcanzar aquello por lo que tanto hemos luchado. A mí y a mi familia nos ha supuesto un esfuerzo muy grande que yo haya terminado mis estudios de grado y de máster y me haya puesto a preparar la oposición”.
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