“Con el Bachillerato de tres años no tenemos ni absentismo ni abandono”
Cataluña prueba desde hace tres cursos la flexibilización esta etapa, combinándola con un ciclo formativo que permite a los alumnos obtener una doble titulación
Aone Landa empezó a nadar a los dos años y a los siete ya participaba en competiciones, pero tiene claro que no quiere convertirse en profesional. “Soy muy exigente y hace un tiempo vi que no conseguía los resultados que yo quería, pese al esfuerzo y haberme perdido muchas cosas durante este tiempo”, explica la joven, que estudia en el Instituto Ferran Tallada de Barcelona el primer curso de Bachillerato, pero no de cualquier Bachillerato. Landa tenía claro que quería cursar el Bachillerato científico y estudiar, posteriormente, Medicina y Psiquiatría. Pero unos de sus deseos también es ir a Australia y hacer de socorrista un tiempo. Y encontró la forma ideal de combinar ambos intereses: un Bachillerato de tres años que compagina estos estudios convencionales con un ciclo formativo de grado medio que le permite, al final de la etapa, obtener la doble titulación de ambos estudios.
En 2019 Cataluña puso en marcha una prueba piloto en siete centros para flexibilizar el Bachillerato, alargándolo un año e incorporando materias de un ciclo formativo de grado medio, ya sea del ámbito deportivo, como el de artes plásticas y diseño. Con esta prueba se buscaba un doble objetivo: reducir el abandono escolar y replantear la oferta formativa. “¿El Bachillerato es exclusivamente el camino para ir a la universidad? ¿La FP es la que necesitamos actualmente?”, se planteaba entonces el consejero catalán de Educación en aquel momento, Josep Bargalló. Haciendo más atractivos los estudios, añadiéndoles una vertiente más práctica, se vio como una forma de retener a los alumnos. Otra vía es quitar la presión de acabar el Bachillerato en dos años y permitiendo que aquellos alumnos con más dificultades puedan cursarlo en tres años.
Esta última fórmula está recogida en la nueva ley estatal de Educación, la Lomloe, y en el decreto de Bachillerato aprobado el pasado martes 5 de abril. Concretamente, la nueva normativa contempla una serie de casos en que estos estudios pueden cursarse en tres años: cuando el estudiante esté realizando simultáneamente enseñanzas profesionales de música o danza, sean deportistas de alto nivel o presenten una “necesidad específica de apoyo educativo” (lo que suele ser sinónimo de presentar algún tipo de discapacidad o de dificultad de aprendizaje). El objetivo es frenar el abandono prematuro de los estudios que, según las últimas estadísticas, está en claro retroceso y cayó al 13,3% en España en 2021, la cifra más baja nunca registrada.
El Instituto Ferran Tallada de Barcelona es uno de los centros participantes en la prueba piloto y ofrece la combinación de Bachillerato y FP media en la modalidad deportiva con dos especialidades: el fútbol y el socorrismo. El centro ha dado un vuelco a su plan de estudios para, durante los dos primeros años, combinar las materias del primero de Bachillerato y del ciclo formativo. El tercer año corresponde al 2º de Bachillerato convencional, enfocado en la selectividad. Se mantienen tanto el número de materias como las horas lectivas, pero el gran elemento diferenciador lo aportan las prácticas del ciclo formativo, que se realizan fuera del centro; en el caso de este centro barcelonés, en campos de fútbol, en piscinas o en la playa, dependiendo de la especialidad.
Este modelo más flexible ofrece varias ventajas, según abundan desde el instituto. La primera, quita a los alumnos, con 16 años, la presión de tener que elegir. “A estas edades no saben hacia dónde tirar y con esta opción lo tienen todo: la FP les facilita el acceso a un trabajo, pero el Bachillerato les allana el camino a la universidad. Aquí lo que hacemos es abrir puertas”, resume Manel Tenes, director del centro. “También ven la importancia del estudio, que el deporte necesita un contenido teórico, y esto hace que valoren más el Bachillerato”, añade Laura Flaqué, jefa de estudios de enseñanzas deportivas del instituto.
Para los alumnos también supone un atractivo el hecho de lograr un título, aunque básico, ya al final del primer curso, que les permite trabajar. Por ejemplo, como socorristas de piscina y parque acuáticos o como ayudantes de entrenador de fútbol base. Otra ventaja es que, en caso de que no tengan éxito con el Bachillerato, siempre pueden contar con el título del ciclo formativo y continuar su formación en la FP superior.
Ian Casternado y Pol Jiménez, ambos estudiantes de 1º de Bachillerato en la especialidad de fútbol, coinciden en que todavía no tienen nada claro su futuro y optaron por este modelo “porque ofrece más salidas”. Y ponen en valor esta vertiente más práctica. “No se hace tan pesado, porque siempre estar las mismas horas en el mismo sitio, cansa, y así rompes la monotonía”, tercia Ian.
Pol García, en 1º de la rama de socorrismo, tiene como meta estudiar el grado de INEF y convertirse en bombero. “El Bachillerato de tres años te da más tiempo para decidirte qué quieres hacer y además aprendes cosas prácticas; en mi caso, salvamento y primeros auxilios, algo que puedes aplicar cada día y que es un conocimiento básico que todo el mundo debería tener”, lanza el joven.
En junio finaliza la primera promoción de esta modalidad experimental de Bachillerato, que progresivamente ha ido atrayendo a más alumnos: los 15 alumnos del primer año se han doblado en el actual, pero “para el próximo año se han interesado casi 60 familias, queremos pedir una segunda línea”, explica el director, quien también destaca la incorporación de más chicas.
No obstante, desde el instituto también lamentan un gran hándicap: el precio de la matrícula. La de la especialidad de fútbol se eleva a 1.400 euros y la de socorrismo, a 2.000. “Es muy caro, a pesar de que son precios públicos, pero hay que pagar los formadores y las instalaciones, que son públicas, pero las gestionan entidades privadas. No tiene sentido. Esto también hace que pocos institutos se animen a ofertar este tipo de estudios”, lamenta Tenes.
De momento, el modelo se amplía con cuentagotas y actualmente ya son una veintena de centros los que ofrecen la doble titulación en Bachillerato y ciclo formativo, sea del ámbito deportivo o el artístico, según la web de la Generalitat. Con todo, el Departamento catalán de Educación valora positivamente la experiencia del primero “porque a nivel organizativo es muy fácil la combinación y complementa bien la oferta formativa”. En cuanto al de artes plásticas, el Departamento admite por escrito “que no hay tanta demanda”.
Desde el instituto Ferran Tallada tienen claro que este nuevo modelo es un éxito. “En este Bachillerato no hay ni absentismo ni abandono escolar”, resume tajante Tenes, quien abunda que en el convencional tienen actualmente un 10% de absentismo, que luego se traduce en abandono. Unas cifras, incide el docente, marcadas al alza por la pandemia, ya que antes rondaban el 2%. “Los adolescentes lo están pasando muy mal con la pandemia, la parte emocional es muy importante a estas edades. Y con esta fórmula recuperan la ilusión, los alumnos vienen contentos, y esto es clave. El Bachillerato de tres años actúa de tapón, retiene a los alumnos y además logra que estudien un año más”, zanja el director.
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