_
_
_
_

La gran reivindicación de la educación física

Madrid apuesta por que la asignatura pase de dos a tres horas semanales para ayudar a reducir los niveles de obesidad y sedentarismo

Extra Colegios 06-03-22 Keep your arms outstretched!
DGLimages (Getty Images/iStockphoto)

Este curso, el colegio concertado madrileño donde Luca estudia 6º de primaria decidió que la asignatura de Educación Física pasara de las dos horas semanales reglamentarias a tres, una en español y dos en inglés (es un centro bilingüe). Lo ha hecho, en el ejercicio de su autonomía, a costa de la música, que se ha quedado en una hora semanal, lo que daría para otro debate. Pero el hecho es que la Comunidad de Madrid prevé incorporar esa tercera hora, con carácter general, en los nuevos decretos de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y bachillerato. “Estamos a la espera de que el Ministerio de Educación apruebe los reales decretos con los nuevos currículos de primaria, ESO y bachillerato de la LOMLOE. Hasta que esto no se produzca, no se puede avanzar en la implantación”, dicen desde prensa de la Consejería de Educación.

Madrid justifica su apuesta en la necesidad de reducir los niveles de obesidad y sedentarismo entre la población infantil y juvenil. “La Organización Mundial de la Salud recomienda a los escolares la práctica de un mínimo de 60 minutos diarios de ejercicio físico para mejorar el estado de salud y reducir las enfermedades que conlleva el exceso de peso”, recuerda. “Es la mejor píldora que se le puede prescribir a los menores para su salud, tanto fisiológica como mental”, subraya Rosa de Tapia, presidenta del Colegio Oficial de Licenciados en Educación Física de la Comunidad de Madrid (COPLEF), que lleva años peleando por esa tercera hora. La llegada de la pandemia y su rastro de parques clausurados y niños encerrados en casa “nos ha hecho vivenciar lo que ya sabíamos sobre los beneficios de moverse”, declara.

“No observo que con la pandemia se valore más la asignatura; creo que las familias cada vez reconocen más nuestro trabajo, pero viene de antes. Sí es verdad que durante el confinamiento estaban deseando que les mandáramos actividades para que los pequeños se entretuvieran y se movieran en casa”. Habla Pilar Peña, profesora de Educación Física en el CEIP Manuel Núñez de Arenas de Getafe (Madrid). A su lado, en la pantalla del ordenador —la entrevista tiene lugar por videollamada—, asiente su homólogo en el IES La Serna de Fuenlabrada (Madrid), Mario Galán, que resalta la posibilidad que tienen ahora los institutos (aunque no ha sido debido a la covid-19) de proponer la optativa de Deporte de 1º a 4º de ESO, y en 2º de bachillerato. “Supone dos sesiones más sumadas a las dos obligatorias de Educación Física”, detalla. Ni Galán ni Peña hablan de horas sino de sesiones, puesto que las clases duran 45 minutos.

Es hora de romper inercias

Ambos docentes son miembros de ApefADAL, la Asociación de Profesionales de la Educación Física, que nació en 1997 “para ofrecer una Educación Física distinta a nuestro alumnado, que rompiera con la inercia mecanicista, machista y deportivizada, cimentándose sobre un ideal muy concreto: el de la coeducación”. Un claro ejemplo de que esta materia va mucho más allá del cuerpo. “La asignatura, en primaria, es jugar, divertirse, relacionarse, trabajar valores como la tolerancia o el respeto, habilidades motrices y capacidades físicas básicas; dar rienda suelta a la expresión corporal y aprender hábitos saludables e higiene corporal”, enumera Peña, que utiliza juegos y deportes alternativos en los que todos parten de cero, la motivación es la misma para niños y niñas, y no hay estereotipos.

Los contenidos vienen más marcados en el currículo de secundaria de la Comunidad de Madrid, según informa Galán: deportes colectivos —balonmano, fútbol, baloncesto y voleibol— de 1º a 4º de ESO; deportes de adversario en bachillerato —bádminton en 1º, judo en 2º—. Aunque ahora se han ampliado dando cabida a actividades más artísticas y de expresión corporal, danzas tradicionales y deportes alternativos, “a través de los cuales enganchamos al alumnado aburrido del fútbol y el baloncesto”, precisa Peña. Por eso, cuando a algún padre o madre se le escapa lo de “profe de gimnasia” no es que Galán se enfade: “Entiendo que es la inercia de una terminología del pasado”. Pero él y su compañeros sienten que supone reducir la Educación Física, que es el desarrollo no solo motriz sino personal y social, a una parte muy pequeña, como lo expresa Peña.

Ambos docentes consideran que el cuerpo humano está diseñado para moverse y que el sedentarismo es “ir contra natura”. Y perciben “mucha energía y ganas” de sus alumnos en su materia, porque “ofrece un tipo de interacción que no se da en el resto; una comunicación física, verbal, de movimientos”, coinciden. “Además de todos los beneficios de las otras asignaturas, la Educación Física aporta beneficios de salud que, en esta situación, se hacen casi imprescindibles”, remacha De Tapia. “La pandemia ha alimentado otras dos ya existentes: sedentarismo y obesidad”, insiste, aludiendo a algunos datos del informe Eurydice de la Comisión Europea (2013): un 80% de los escolares solo realiza actividad física en su centro educativo; quienes más se mueven dentro del ámbito escolar, más se mueven fuera.

Brecha de género

Rosa de Tapia precisa que, además de la brecha social, hay una importante brecha de género en cuanto a la práctica de la actividad física, según demuestra, por ejemplo, la Guía de buenas prácticas para la promoción de actividad física en la mujer joven y adolescente (2019) de la Fundación España Activa: “La mujer muestra un menor gasto energético total a la semana respecto al hombre, que confirma notables diferencias en la práctica de la actividad física (caminar, actividad física moderada y vigorosa) en población adolescente y adulta joven (12-25 años)”. Según el estudio, únicamente el 23,8% de las chicas adolescentes (frente al 40,5% de los chicos) y el 53,2% de las mujeres adultas jóvenes (frente al 75,4% de los hombres) cumplen con las recomendaciones mínimas en materia de actividad física de la OMS. Lo que confirma “la presencia de una brecha de género en la tasa de cumplimiento entre adolescentes (16,7 puntos porcentuales) y entre adultos jóvenes (22,2 puntos porcentuales), donde se acentúan las diferencias”, concluye.

Puedes seguir EL PAÍS EDUCACIÓN en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_