Educación pide a las familias limitar los contactos de los niños en Navidad para no arriesgar la vuelta a clase
Las aulas confinadas se han mantenido por debajo del 2% del total a lo largo del primer trimestre
La ministra de Educación, Isabel Celaá, ha pedido a las familias que extremen las precauciones durante las vacaciones de Navidad para no poner en riesgo la reapertura en enero de los centros educativos, que han resistido mucho mejor de lo esperado al coronavirus durante el primer trimestre del curso.
Mientras Alemania, uno de los países que más énfasis ha puesto en la importancia de mantener las escuelas abiertas a lo largo de la pandemia para no ensanchar las desigualdades, ha decidido adelantar el inicio y retrasar la finalización de las vacaciones navideñas para hacer frente al virus, España no se plantea hacerlo. Los datos permiten concluir, ha asegurado este lunes Celaá, que los colegios no solo no se han convertido en lugares de contagio, sino que han funcionado como espacios “de detección del virus y control de la pandemia”.
“Ahora tenemos el reto de reforzar las medidas de prevención sanitaria en unos días que hasta este año se caracterizaban por los numerosos contactos sociales y familiares. Son fechas propicias para el afecto y el reencuentro con nuestros seres queridos, pero este año no es como los demás”, ha afirmado Celaá en conferencia de prensa tras reunirse con los responsables educativos autonómicos en la Conferencia Sectorial de Educación. “Las autoridades sanitarias nos están pidiendo que limitemos al máximo los contactos y los desplazamientos para cuidar a las personas que queremos. Las autoridades educativas lo pedimos también porque la mayor muestra de afecto a los niños y a los jóvenes es seguir manteniendo la escuela abierta todo el curso, y permitir que sigan creciendo emocional e intelectualmente sanos para hacer frente el futuro”, ha proseguido la ministra.
35 colegios cerrados
Frente al temor que existía en verano sobre el efecto amplificador de la epidemia que podían tener las escuelas, a lo largo del primer trimestre del curso el número de aulas confinadas no ha superado en ningún momento el 2% de las 380.000 que hay en España. El viernes, el porcentaje se situó en el 0,7%. Y ninguna semana ha habido más de 35 centros educativos cerrados, una cifra que representa el 0,2% del total.
Más allá de las críticas hacia cómo calculan algunas comunidades su porcentaje de aulas en cuarentena ―tomando el total de grupos que hay en el territorio, incluidos aquellos que no funcionan como burbujas y por tanto, no se confinan completamente al detectarse un caso, sino que solo mandan a casa a los que los servicios sanitarios consideran contactos estrechos del infectado―, lo relevante, coinciden los expertos, es que la proporción de clases afectadas se ha mostrado estable durante todo el trimestre, y muy por debajo de lo que hubiera cabido esperar dada la incidencia registrada en la sociedad.
Los estudios han ido apuntalando la hipótesis de que los niños se infectan menos, desarrollan la enfermedad de forma menos grave y también contagian menos. Pero análisis como el realizado en torno a las escuelas israelíes, que apuntó a que en verano sí se convirtieron en focos de infección, parecen respaldar la conclusión, subrayada este lunes por Celaá, de que las medidas de prevención contra la covid en los centros educativos pactadas en España antes del inicio de curso (que incluyen mascarilla obligatoria desde los seis años, ventilación, higiene de manos, grupos burbuja y distancia interpersonal) han contribuido a reducir la incidencia.
“Lo que ha funcionado ha sido ese binomio de que los niños se infectan menos y se han hecho las cosas bien”, asegura el pediatra y epidemiólogo del Instituto de Salud Global de Barcelona, Quique Bassat. “Sin la agilidad y dedicación del mundo educativo y la aplicación a rajatabla de las recomendaciones, que incluyen aislamiento rápido y cuarentenas selectivas; buena trazabilidad de los contactos, y medidas estrictas antitransmision no podríamos hablar de historia de éxito. En otros países donde en las escuelas no se han hecho las cosas bien, la situación ha sido muy diferente”.
"No hay adelanto del proceso de admisión"
Como ejemplo ha mencionado el caso de la Comunidad de Madrid, que el año pasado aprobó la norma que da inicio al procedimiento el 18 de diciembre y en 2017 lo hizo el día 2 del mismo mes.
La ley Celaá contempla que las nuevas previsiones sobre admisión, que incluyen medidas encaminadas a equilibrar el reparto de alumnado desfavorecido entre las redes pública (que ahora acoge a la mayoría de estos estudiantes) y la concertada, entren en vigor 20 días después de que la norma educativa sea publicada en el BOE. Pero para que ese nuevo modelo de admisión sea aplicable, cada comunidad debe elaborar un nuevo decreto de admisión, lo que requiere unos tres o cuatro meses. Resulta por ello poco probable que ninguna comunidad, adelante o no el inicio del procedimiento de admisión como ha manifestado el PP, pueda utilizar las novedades que contiene la ley Celaá en el proceso de matrícula para el próximo curso, que suele tener lugar en primavera.
El PP también ha manifestado, de forma más genérica, que intentará reducir el efecto de la ley Celaá en otros terrenos, como la limitación de las repeticiones de curso. “Tengo plena confianza en que se cumpla la ley, que ha sido respaldada por mayoría absoluta y por siete fuerzas políticas diferentes. No observo siquiera la posibilidad de que una de las fuerzas políticas que dice ser de Gobierno, pueda incitar al no cumplimiento de la ley”, ha respondido la ministra socialista.
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