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La escuela resiste pese al aumento de las aulas confinadas: un 126% más en un mes

Los grupos en cuarentena representan el 1,7% del total. Cataluña, la comunidad más afectada con un 4,4%, decide que las clases de Bachillerato y FP sean ‘online’

Ignacio Zafra
Vista del Liceo Francés de Madrid, uno de los primeros en confinar un aula en la comunidad, el pasado septiembre.
Vista del Liceo Francés de Madrid, uno de los primeros en confinar un aula en la comunidad, el pasado septiembre.Rodrigo Jiménez (EFE)

El sistema educativo resiste, de momento, el embate de la segunda ola mucho mejor de lo que la mayoría esperaba en verano. Pero eso no significa que el aumento de la transmisión no esté haciendo mella en los colegios. El número de aulas confinadas ha crecido en un mes un 126%, hasta alcanzar, según datos oficiales recopilados por las comunidades hasta el miércoles por la mañana, las 6.460. Cataluña, el territorio más afectado, decidió este jueves que las clases de Bachillerato y FP pasen a ser telemáticas.

Las cuarentenas generan graves problemas de conciliación laboral y preocupación en las familias por la atención educativa. “Si estás teletrabajando y has de cumplir tu horario normal, con muchas videoconferencias de las que no puedes ausentarte, la situación es un infierno”, afirma el ingeniero Álvaro Fernández, que hace poco tuvo a su hija de siete años confinada en casa, después de que una monitora de una escuela pública de Valencia diera positivo. “Sobre todo tienes la sensación de que la estás dejando abandonada a su suerte a una edad a las que todavía no es autónoma para conectarse con el ordenador o hacer las tareas solas. Tampoco tengo una solución, pero creo que en los colegios deberían estar entrenando a los alumnos para estas situaciones”.

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Las autoridades educativas y los directores, aseguran, sin embargo, que el volumen de aulas cerradas (un 1,7% de las 380.000 que hay en España), no está impidiendo hasta ahora, en términos globales, un desarrollo razonable de la enseñanza. “Tenemos más trabajo y las cuarentenas nos exigen una mayor coordinación entre las modalidades presencial y a distancia, pero los equipos docentes se han adaptado y podemos decir que existe una cierta normalidad”, afirma Ricardo Civera, presidente de la asociación de directores de centros de Infantil y Primaria de Aragón. “Estamos más tensionados y sobrecargados que otros años, pero no estamos mucho peor que a principio de curso, ni con la sensación de que las cosas vayan camino de desbordarse”, añade Iosu Mena, presidente de la asociación de directores de instituto de Navarra.

Los expertos señalan que el avance del curso ha seguido confirmando los primeros indicios de que los centros educativos no están actuando como amplificadores de la pandemia, pero advierten de que la llegada del frío y la previsible caída de la ventilación pondrán a prueba estas conclusiones. En todo caso, los colegios e institutos no están aislados de su entorno, por lo que si el rápido aumento de contagios no cede, será difícil que no acaben imponiéndose restricciones, al menos para los alumnos de más de 15 o 16 años, como ha ya hecho Cataluña, cree el pediatra y epidemiólogo Quique Bassat. “A partir de esta edad sabemos que contagian mucho más y tienen unas conductas de riesgo mayores. En cambio hemos visto que las clases de los más pequeños aunque sí reflejan la transmisión comunitaria, contribuyen relativamente poco a aumentarla”, dice Bassat.

Madrid, Cataluña, Navarra y La Rioja

Solo cuatro comunidades superan el 1% de aulas confinadas: Cataluña, Madrid, Navarra y La Rioja. Prácticamente todas ellas son grupos burbuja (en los que los alumnos no tienen que mantener distancia física, a condición de no mezclarse con estudiantes de otras clases), y la decisión de ponerlas en cuarentena se adopta, normalmente, de forma automática cuando se detecta un caso positivo en el aula, aunque algunas comunidades han empezado a optar por confinamientos parciales de la clase, cuyo alcance determina su servicio de salud pública. Un reciente informe del Grupo de Biología Computacional y Sistemas Complejos de la Universidad Politécnica de Cataluña ha concluido que el número de grupos en cuarentena en esta comunidad es consistente con el que cabría esperar de la evolución de la pandemia en su entorno, resume Sergio Alonso, uno de sus investigadores. En otras palabras: “Si hay infección en la comunidad, hay profesores, monitores y niños que se infectan”, señala Joan Ramon Villalbí, uno de los portavoces de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas).

Esta correlación con de la dinámica general explica que en Madrid (2,3%) o Navarra (2,5%) el porcentaje de aulas confinadas sea superior al de la Comunidad Valenciana (0,8%). El caso de Cataluña, donde el porcentaje de aulas confinadas se eleva al 4,4% es especial. Se trata de la única comunidad que optó por establecer grupos burbujas en todas las etapas educativas, desde los primeros cursos hasta Bachillerato y Formación Profesional. De forma que cuando se detecta un caso, toda la clase debe cumplir cuarentena y someterse a una prueba PCR. En el resto de España, estos grupos de convivencia estable solo funcionan en Educación Infantil y Primaria y en los primeros cursos de la Educación Secundaria Obligatoria, mientras que en las demás etapas funciona un modelo de distancia interpersonal (de un metro o metro y medio), y solo son confinados aquellos alumnos considerados por los respectivos servicios sanitarios contactos estrechos de la persona que ha dado positivo.

Además de utilizar el sistema de las burbuja en los alumnos más mayores (sin distancia y con más de 30 alumnos en muchas clases), en Cataluña casi todos los alumnos de la ESO, Bachillerato y FP han estado yendo a clase a diario. En la mayor parte de las comunidades (y en todas las demás autonomías grandes) lo hacen, en cambio, en turnos o jornadas alternas. Dicha combinación ha tenido como consecuencia que en Cataluña los problemas concentren en los institutos, cuando en el resto de territorios hay muchas más cuarentenas en las escuelas. El sindicato catalán de profesores de secundaria (Aspecp-sps) calcula que los confinamientos en esta etapa representan el 65% del total. La Generalitat no confirma su estimación, pero el director general de Centros Públicos, Josep Gonzàlez-Cambray, admitió el lunes que los institutos se han convertido en el quebradero de cabeza de su departamento, informa Ivanna Vallespín. Y la Generalitat decretó este jueves que los alumnos de FP y Bachillerato solo irán a los centros a realizar prácticas o exámenes.

El espejismo de los muchos contagios en escuelas

El número bruto de positivos entre la población en edad escolar y el de brotes detectados en centros educativos (que representan el 13% del total de los contabilizados en España) son engañosos, asegura Sergio Alonso, del grupo de Biología Computacional y Sistemas Complejos de la Universidad Politécnica de Cataluña, al estar condicionados por la especial vigilancia y el alto nivel de pruebas que se realizan. En la mayor parte de comunidades, si se detecta un infectado en una clase burbuja, se les hace una PCR a todos sus integrantes. Corrigiendo los datos con el llamado esfuerzo diagnóstico y el grado de positividad, el grupo de la Politécnica de Cataluña concluye que la población de cero a nueve años es, a mucha distancia, la que menos se contagia. Y que el grupo de 10 a 19 se sitúa, en términos de contagios, por detrás no solo del grupo de 20 a 29 (que encabeza las infecciones), sino también de los de 30 a 39; 40 a 49; 50 a 59, y del de aquellos que tienen 90 o más.

Los epidemiólogos Joan Ramon Villalbí y Quique Bassat apuntan a que es posible que el salto en los contagios no se dé a los 20, sino cuatro o cinco años antes, tanto por motivos de desarrollo físico como de comportamiento. Alonso cree que es posible, pero afirma que los datos disponibles no permiten hilar más fino. Villalbí duda de que reducir la asistencia a los centros de secundaria, como ha resuelto la Generalitat catalana, sea la solución. “Es asumir que el día que no vayan a clase se quedarán en casa, lo cual no está claro. Al menos en el centro hay normas y están controlados”.

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Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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