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La resaca viral de la fiesta ibicenca que acabó con 23 universitarios en una habitación en Valencia

La Universidad Politécnica ha cancelado sus clases presenciales por la extensión de la covid-19 tras varias juergas con epicentro en la residencia privada Galileo Galilei

Estudiantes confinadas en Galileo Galilei, residencia privada ubicada dentro del campus de la Politécnica de Valencia, el jueves.
Estudiantes confinadas en Galileo Galilei, residencia privada ubicada dentro del campus de la Politécnica de Valencia, el jueves.Mònica torres

Apenas nadie pide una de las grandes ensaladas con zumo de naranja que ofrece a un precio módico la Tarongeria. Ni se compran libros en la librería, ni se cortan pelos en la peluquería. El campus de la Universidad Politécnica de Valencia está prácticamente vacío. Las clases presenciales se cancelaron el lunes y continuarán solo de forma telemática al menos una semana más. La razón es que el coronavirus campó a sus anchas entre los estudiantes en varias fiestas de bienvenida, siendo el epicentro la residencia privada Galileo Galilei, en cuya azotea se celebró la más concurrida y viral, la fiesta ibicenca. El resultado es que más de 20.000 universitarios (sin contar profesorado y trabajadores del campus) se han tenido que quedar en casa y 650 jóvenes cuyos padres pagan al mes entre 635 euros (la habitación triple) y 1.235 (la individual con terraza) están confinados en el colegio mayor al detectarse 131 positivos. Ni la camarera, ni el peluquero ni el librero tienen casi clientela.

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“Y podía haber sido muchísimo peor, si se deja que los nanos se marchen el fin de semana con el virus a sus casas, con sus familias y sus otros amigos. Pueden ser asintomáticos pero contagian”, comenta un responsable de la Politécnica que ayuda a establecer la cronología de los hechos. El viernes 25 de septiembre se detecta un positivo con síntomas en el grado de Biotecnología. El sábado tiene lugar la fiesta ibicenca. Unos días después se registran más contagios en torno al primer positivo y se comprueba que algunos tienen en común alojarse en la residencia. Allí, unos pocos test rápidos de antígenos ya sacan 13 positivos. El viernes, 2 de octubre, la Consejería de Sanidad monta un cribado masivo de PCR en el polideportivo anexo. Durante el fin de semana, se van conociendo los primeros resultados y se confirman los peores augurios. El domingo por la noche, la Politécnica anula las clases presenciales. Hay 168 positivos en las 697 PCR realizadas, algo más de 60 son alumnos de la Politécnica y el resto de la Universidad de Valencia, del CEU Cardenal Herrera y de la Católica, que también han tenido que cerrar diversas aulas presenciales. En el Galileo Galilei conviven alumnos de varios centros, la mayoría de entre 18 y 23 años, que también se mezclan en las fiestas. Salud Pública ha rastreado la celebración de cuatro: ibicenca, tardeo, gincana y beer pong (juego de origen estadounidense consistente en encestar una pelota de ping pong o de papel en un vaso de cerveza y bebérsela).

La ibicenca fue la más sonada. Se convoca a través de WhatsApp de estudiantes que, a partir de las 17.00, empiezan a subir por las escaleras de emergencia provistos de sus botellas de alcohol y vestidos con ropa blanca. Se llegan a reunir entre 100 y 150 personas, según varios testimonios, 50 según la dirección del centro. La fiesta se anima, las mascarillas brillan por su ausencia, se graban vídeos que se difundirán por redes sociales y serán pruebas de la investigación. “La fiesta acabó sobre las 21.30 y fue porque les llamaron la atención. Una vez desalojada la azotea, muchos se fueron a la cocina comunitaria a prepararse la cena, con los cubatas en la mano. Luego siguió la fiesta en alguna habitación”, comenta un estudiante que exige anonimato, al igual que la decena de jóvenes consultados para este reportaje. La policía autonómica está investigando quiénes fueron los organizadores y los participantes, así como la responsabilidad del colegio. Las multas van desde los 100 euros por no llevar mascarilla a los 60.000 para el colegio.

La residencia Galileo Galilei de Valencia.
La residencia Galileo Galilei de Valencia.Mònica Torres

Una estudiante se limita a corroborar que del aire libre de la terraza pasó a los espacios cerrados del interior. Otro vio a la recepcionista agobiada pasada la media noche y gente vestida de blanco por los pasillos. En una de las habitaciones dobles, de 23 metros cuadrados, retumbaba la música y había un continuo ir y venir de gente. “Habría más de 20 en la habitación y, al final, la policía se presentó, los sacaron al pasillo y los sancionaron. Era un descontrol. El vigilante los apercibió pero hay gente que no hace caso y entonces se llamó a la policía, que ya había venido otras veces”. La Policía Nacional confirma que formuló sobre las 03.00 23 propuestas de sanción por no llevar mascarilla.

“No quiero cargar las tintas pero los estudiantes no son niños. Una irresponsabilidad tan grande es difícil de entender. Si no temen por su salud, lo que es un error, que lo hagan por la de su familia”, comenta José Luis Cueto, vicerrector de Alumnado y Cultura de la Politécnica.

“Se tiene que controlar más”

El colegio Galileo Galilei está en el punto de mira por su actuación. “Si gestionas una residencia así, tienes que controlar más porque todo el mundo no es igual de responsable”, apunta un estudiante que incide en que la mayoría no fue a la fiesta ibicenca. Otro denuncia aglomeraciones en el comedor y falta de medidas de protección antes de los contagios. Un padre pide explicaciones.

Vicente Picassari, director de la residencia de la madrileña Campus Newco y su socio Stoneshield Southern Real Estate Holding, asegura que los estudiantes están bien, no tienen síntomas (al menos hasta el viernes) y se han reforzado las medidas sanitarias y de higiene. Además, se están haciendo test de antígenos para detectar más casos que deberá confirmar Sanidad por pruebas PCR, porque hasta que se conocieron los resultados pudieron darse casos de estudiantes positivos que convivieron con negativos en las habitaciones, según denuncian algunos estudiantes. El director señala que se han ido separando en habitaciones e insiste en que la fiesta ibicenca se desalojó en cuanto se supo. Pide disculpas, al tiempo que señala que “los estudiantes son jóvenes y actúan a veces sin la responsabilidad requerida, aquí y en otros campus, pero tampoco hay que criminalizar”.

El único confinamiento en un colegio mayor en España tuvo lugar en septiembre en el Miguel Unamuno de Bilbao, con 100 estudiantes. En el Reino Unido se han cancelado las clases presenciales en las universidades de Manchester, Sheffield y Northumbria tras detectarse 3.600 positivos.

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