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Diego Bestard, fundador de Urbanitae: “De EE UU echo de menos la sensación de que todo es posible si uno se esfuerza”

El consejero delegado de la plataforma de ‘crowdfunding’ inmobiliario reconoce ser un friki de la sostenibilidad: “Uno de los primeros Tesla que entró en España fue uno que yo reservé”

Sandra López Letón

Diego Bestard tenía 34 años cuando fundó Urbanitae, empresa de crowdfunding inmobiliario que desde 2017 ha canalizado decenas de millones de euros en inversión. Este madrileño, amante de la guitarra, el ajedrez, el boxeo y los coches eléctricos, vivió durante 15 años en Miami, aunque fue en Madrid donde forjó su sueño americano.

Pregunta. ¿Por qué se fue a Miami?

Respuesta. Con nueve años a mi padre le salió una oportunidad de irse a trabajar a Miami a una discográfica como director jurídico. Él siempre había tenido el anhelo de salir de España y vivir fuera. La verdad es que con gran valentía y con cuatro hijos en ese momento, nos fuimos todos para allá. Y yo viví en Estados Unidos desde los nueve hasta los 24, me casé y me volví a España.

P. Tiene nacionalidad española y americana. ¿Qué es lo mejor de cada país? ¿Con cuál se queda?

R. Me quedo claramente con Europa. Me parece que es el mix perfecto entre una sociedad mucho más consciente y mucho más protectora hacia la gente que nos rodea. Y España específicamente me parece un grandísimo país donde vivir.

Tanto mi mujer como yo decidimos vivir aquí y no nos arrepentimos para nada. Dicho esto, hay cosas de Estados Unidos que echo mucho de menos, como esa ingenuidad, esa sensación de que todo es posible si uno trabaja duro y uno se esfuerza. Es el sueño americano, que hoy está muy machacado el pobre porque Estados Unidos yo creo que está en su peor momento desde que yo he nacido. El americano nunca se define a sí mismo por dónde está, se define a sí mismo por dónde cree que debe estar o hacia dónde está yendo. En el aeropuerto te recoge un inmigrante haitiano en Miami, y ese haitiano es el próximo Mark Zuckerberg o el próximo Elon Musk. Lo único que ahora mismo está conduciendo un taxi. Es un tema coyuntural.

Intento ir a Estados Unidos una vez al año como mínimo, en parte porque tengo familia ahí y queremos verles, pero también porque me oxigena mucho estar en ese entorno. En cambio, en Europa el que tiene esa mentalidad es excepcional. A mí en el cole me enseñaban desde muy pequeñito, desde los 10 años, el concepto del entrepreneur. El emprendedor es casi como un héroe. Aquí en Europa se valoran otras cosas, yo creo que se valora mucho más la estabilidad, la cercanía, la familiaridad y el disfrute de la vida.

Yo creo que ese mix y esa dicotomía de haber vivido en ambos sitios me hace apreciar ambos. En España tenemos la gran suerte de vivir en un país querido en su mayoría por el mundo entero y quizás no querido lo suficiente por los que estamos en él.

P. ¿Cómo era de pequeño, soñaba con emprender?

R. Tengo la certeza que no pensaba en eso, pero siempre he sido bastante de hacer cosas un poco contrarias a lo que veía a mi alrededor. Con 10 años, tenía un muy buen amigo mío en Miami y nos hicimos fans de los reptiles. Teníamos serpientes en casa y una vez al mes, nos plantábamos los dos, con 11 añitos, en el Departamento de Herpetología de la Universidad de Miami para escuchar tesis doctorales. Era igual de friki con eso como con muchas otras cosas.

Me da vergüenza decirlo, pero yo tenía muchos discos de música y durante seis meses, con 13 o 14 años, vendía a mis amigos cintas recopilatorias. Y dices tú: ‘Eso no es un emprendedor, eso es un pirata’. Pues sí. Pero con 14 años para mí era muy emprendedor y me sacaba un dinerillo, que con la paga no me daba para mucho. Siempre he sido muy de montar saraos y muy inquieto en ese sentido.

P. ¿Se considera ahora tan friki?

R. No creo que se me considere el típico friki, pero es verdad que tengo aficiones un poco extrañas. Por ejemplo, durante un tiempo jugaba en la liga de ajedrez mientras montaba Urbanitae. La gente juega al pádel, al fútbol, sale en bici... No soy friki, friki como tal, pero si tengo aficiones que uno no esperaría, probablemente.

P. ¿Se considera afortunado?

R. Un mil por ciento.

P. ¿Ha sido suerte o esfuerzo?

R. Yo creo que ha sido gracias a la suerte que mi esfuerzo me ha dado los resultados que tengo. Hay gente que se esfuerza mucho y no consigue las cosas. En mi caso, obviamente me he esforzado mucho y trabajo mucho, pero he tenido una grandísima suerte en todos los sentidos.

Si nos vamos a lo metafísico… He nacido en el año 1983, podía haber nacido en 1932 y me hubiera encontrado un mundo totalmente distinto. En España, en una España en pleno crecimiento; he nacido hombre, blanco, occidental, en uno de los países con mejor calidad de vida. He tenido oportunidades de irme a Estados Unidos y estudiar ahí, conocer otras culturas... Tengo una grandísima suerte, una grandísima fortuna no merecida.

Luego, dentro de todo eso, he tenido también la gran suerte de poder emprender y, con el esfuerzo, he logrado que sea un emprendimiento exitoso. Pero sí, tuve hasta bastante una suerte.

P. ¿Cómo se cuida?

R. Hago boxeo desde hace ya casi 10 años y me encanta. Es el único deporte que he logrado que me enganche de verdad, si no consideramos al ajedrez como deporte, que también agota bastante. Es verdad que hace años que no juego en la liga, pero jugué bastante en su día.

P. ¿Qué hobbies tiene, qué hace fuera de la oficina?

R. No tengo mucho tiempo ya para hobbies como tal, más allá del boxeo. Organicé un grupete en la oficina bastante grande e íbamos todos a boxear en un gimnasio que había aquí al lado. Digo había porque lo cerraron hace poco y se han bajado muchos, pero seguimos yendo unos cuantos. Eso de ir a pegarnos entre todos en el boxeo y luego ir a la oficina a trabajar tiene su gracia.

Soy amante de los coches eléctricos desde mucho antes de que el coche eléctrico fuera relevante. De hecho, uno de los primeros Tesla que entró en España fue uno que reservé yo tres años antes de que lo pusieran en producción.

Y soy bastante friki de la sostenibilidad energética. Tengo en mi casa paneles solares desde hace muchísimo y mi casa es autosuficiente, incluso cargando los coches eléctricos. Es una pasada. Yo siempre digo que cuando piso el acelerador estoy consumiendo luz solar. No estoy quemando nada.

P. ¿Desde qué año tiene coche eléctrico?

R. Desde hace casi ocho años.

P. ¿Los fines de semana desconecta?

R. Ahora intento respetar el tiempo libre. Los fines de semana es obligatorio, tanto mental como físicamente, frenar un poco y estar con mi familia.

Tengo un hijo que acaba de cumplir un añito ahora. Estamos disfrutando mucho. Intento llegar a casa todos los días para bañarle. Fíjate, llevo casado con mi mujer desde el año 2007. Nos casamos muy jóvenes, con 24 añitos. Mi mujer tenía 22. En España es raro, en Estados Unidos era menos raro, pero es verdad que era joven.

P. ¿Cómo gestiona el estrés?

R. No hago nada extraño. Soy una persona muy cerebral en el sentido de que proceso las cosas de forma muy racional. Hay gente que es muy de hablarlo con alguien para pensar en voz alta. Yo soy e darle vueltas a la cabeza e intentar ser muy pragmático en la vida.

Cuando hay un problema muy enmarañado lo que hago es separarme e intentar entenderlo mejor y si aún no lo entiendo separarme aún más y reducirlo a lo más básico. Mentiría si te dijera que no es un nivel de estrés muy elevado, lo es. Hay que aprender a vivir con ese estrés, relativizarlo, ser pragmático y e intentar ser productivo porque el estrés puede hacer que te enfoques solo en lo urgente y no en lo importante. Y eso es muy habitual.

P. ¿Qué música escucha?

R. Yo toco la guitarra desde que tengo nueve añitos. Empecé para aprender a tocar Nothing Else Matters, de Metallica, que me encantaba. Y quizá es mi pasatiempo para relajarme, el que más utilizo. Coger la guitarra y tocar, y a mi hijo le encanta. Soy muy de música americana y británica. Como te decía Metallica, Guns N’ Roses, los grupos de rock ochenteros, sobre todo Dire Straits, The Doors, Pink Floyd... Ese tipo de música, sobre todo. De viejuno, vamos.

P. ¿Ve series?

R. Sí, todas las noches con mi mujer. Ahora somos más de series que de cine, la verdad. Y me da tiempo a leer un poco todavía. Me encanta leer.

P. ¿Qué lee?

R. Mi autor favorito es Stephen King, aunque leo un montón de cosas distintas, desde ciencia ficción a novelas policiacas. Pero eso de coger un libro de 2.500 páginas de estos que parecen un tomo enciclopédico, me encanta, porque digo: ‘vale, me voy a meter en este mundo durante un tiempo y me voy a olvidar de todo lo demás’.

Y otra cosa que me gusta hacer, aunque no hago casi, es jugar a los videojuegos. Soy de esa generación que creció jugando al Mario y al Tetris. Y todavía hoy me conecto con mi sobrino de vez en cuando y jugamos al Fortnite. Esto es un poco raruno también para un señor de mi edad, pero ahí estoy disparando, dando tiros con niños de 14 y 15 años.

P. ¿Qué es lo mejor que ha hecho su familia por usted?

R. Creo que lo mejor que han hecho es facilitarme el sentirme cómodo en cualquier estrato social y no asignar valor a las personas en base a cómo vayan vestidas, dónde vivan o cómo sean.

Y eso yo lo valoro un montón y parece una tontería y una obviedad, pero es verdad que en mi casa siempre ha sido así. Se ha relativizado mucho todo. Es decir, si te van bien las cosas no te creas el rey del mambo y si te van mal las cosas no te hundas. Todo es relativo y todo el mundo tiene su historia y hay que valorar a la gente. Y eso yo creo que es algo que tenemos en común yo y todos mis hermanos.

P. ¿Eso es lo que le inculcará a su hijo?

R. A mi hijo me encantaría inculcarle lo mismo. Independientemente de su situación socioeconómica o su situación puntual y coyuntural, lo importante es ser buena persona y querer a la gente. Al final eso es lo que trae la felicidad.

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Sobre la firma

Sandra López Letón
Redactora especializada en el sector inmobiliario, del que informa desde hace más de dos décadas. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en EL PAÍS. Actualmente, escribe en el suplemento de información económica 'Negocios'. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.
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