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El dinero nunca es problema: la voracidad inmobiliaria de los ricos latinoamericanos

Estas grandes fortunas miran ya fuera de Madrid porque su objetivo es afincarse en España

Las grandes fortunas latinoamericanas están moviendo ficha inmobiliaria en España. Su presencia, que comenzó de forma discreta y muy reservada, marca nuevas tendencias. Ya no vienen solo a invertir o a disfrutar de una segunda residencia. Establecerse y residir en la capital se ha popularizado entre estas élites. Y lo hacen a lo grande. Sus viviendas, que se amplían a compras para el fin de semana y a adquisiciones en otras ciudades, dan testimonio entre sus círculos del estatus que ocupan. La Milla de Oro de Madrid se ha convertido, así, en territorio abonado para fortunas extranjeras. Tras conquistar el barrio de Salamanca, su desembarco en el barrio de Chamberí no ha hecho más que empezar.

Los expertos insisten en un cambio de paradigma. “En los últimos meses, hemos observado una evolución clara en los clientes latinoamericanos del segmento inmobiliario de lujo. Su enfoque ha cambiado. Si antes se movían más por inversión o segunda residencia ahora quieren viviendas para uso propio y familiar, buscando establecerse de manera más permanente”, señalan fuentes de Christie’s International Real Estate Madrid. Y añaden: “Las casas más solicitadas empiezan a partir de los 180 metros cuadrados. Valoran sobre todo las reformadas con un estilo personalizado y diferenciador, alejándose del diseño neutro que ha predominado”.

En sus adquisiciones, los grandes patrimonios mexicanos, colombianos y venezolanos, con debut de los peruanos, tienen un patrón muy claro. “Envían a sus hijos a estudiar a Madrid y les alquilan o compran un piso de estudiantes. Luego adquieren otro del segmento más exclusivo [hay unas 14.000 viviendas de lujo de segunda mano, según Idealista] para venir a verles”, apunta Santiago de Mora, socio director en Remax Collection. Con la oferta limitada en el barrio de Salamanca (2.198 viviendas), Chamberí emerge como nuevo refugio de estas fortunas. “Por el mismo precio obtienen más metros”, añade el director general de Ingezar y promotor mexicano, Rafael Zardain.

Un comportamiento inmobiliario que continúa ahora con la moda de adquirir fincas de fin de semana. “Quieren propiedades a una o tres horas de Madrid con jardines amplios, zonas de fiesta y privacidad. Lo último en sus demandas incluye los llamados chocos, salas para cocinar y bailar con los amigos”, apunta De Mora. Un recorrido que comienzan a extender a otros destinos más alejados “porque son muy viajeros”, con preferencias de palacetes y casonas sobre todo del norte de España (43.707 viviendas de valor superior al millón de euros). “Adquisiciones que baten récords históricos tanto en Madrid como fuera. Llegan a desembolsar de cuatro a cinco millones, incluso más de ocho si son áticos. Negocian poco porque tienen claro lo que quieren. Cuando les gusta algo, lo pagan. Y si ven que hay otro comprador interesado, ofrecen un millón más y se lo quedan”, resume el directivo de Remax Collection.

Para estos propietarios, el atractivo de sus viviendas se mide en espacio y exclusividad. Supone el escaparate de quienes son y de la posición que ocupan. Compran, reforman y transforman a un coste de 2.500 euros por metro cuadrado. El dinero nunca es problema. “Demandan edificios de fachada clásica y protegida, con valor histórico y estético, que aportan identidad y prestigio a la propiedad. En interiores buscan espacios amplios, luminosos y con techos altos, en los que se mantengan elementos originales restaurados, combinados con acabados contemporáneos”, destacan en Christie’s International Real Estate Madrid.

Por ello reforman absolutamente todo. “Una tarea para la que exigen arquitectos famosos”, añade Santiago de Mora. Derriban paredes y suprimen la cocina, “la convierten en una estancia integrada como parte esencial del salón y, aunque no cocinan, piden gama alta de electrodomésticos para que chefs privados elaboren platos frente a sus invitados”. En estas millonarias reformas, unen salones para tener amplísimos recibidores; convierten habitaciones en gimnasios domésticos, y piden terrazas con solárium y piscinas cubiertas o al aire libre. Viviendas en las que el garaje deja de ser esencial porque se mueven en taxi, Uber o Cabify.

Ojeadores de inmuebles

Otra tendencia que cobra fuerza en su abanico de adquisiciones trae consigo un salto del ámbito residencial al empresarial. Estos grandes patrimonios están trasladando sus empresas a España con un gran predominio del sector inmobiliario. “Cada vez son más las promotoras que adquieren, reforman y revenden para su gente. Son auténticos ojeadores de propiedades y mueven pisos de hasta 20.000 euros el metro cuadrado”. En esta carrera, los promotores ponen a prueba su imaginación para diferenciarse: “Clínicas privadas e incluso circuitos de running en las azoteas”, añade De Mora. A lo que Rafael Zardain añade “vestidores de película, aseos de cortesía y coworking diseñados y amueblados a la última”.

Un suma y sigue donde el carné de baile de los más ricos aún admite pretendientes. “México cuenta con 300 familias de multimillonarios (generan el 35% de los ingresos del país) y ya hay algunas asentadas en España que están dispuestas a seguir comprando”, señala Zardain. Y anuncia: “Van a venir más porque necesitan diversificar su patrimonio. Y lo harán no solo en Madrid. Les gusta la Costal del Sol, Alicante, Valencia y Asturias”. Compradores a los que empiezan a sumarse “fondos familiares particulares, empresarios (facturan sobre 10 millones de euros) y directivos (salarios en torno a 200.000 euros anuales) a los que les interesa, además de la vivienda, todo lo que parta con un 6% de rentabilidad: bajos, naves, locales comerciales, incluso hoteles”, concluye el promotor mexicano.

Conflictos vecinales

Las costosas reformas que están acometiendo los ricos latinoamericanos generan tensión entre los vecinos con los que comparten los edificios residenciales. Son personas mayores que ven dispararse sus gastos de comunidad. “Un cliente mexicano compró dos viviendas de un edificio y quiso reformar el portal entero. Asumió la totalidad del coste, pero la mejora estética reportó mayores costes de seguridad y mantenimiento para el resto de vecinos”, apunta Santiago de Mora, socio director de Remax Collection.

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