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Palantir, el ‘gran hermano’ de Trump que triunfa en Bolsa

La empresa de análisis de datos y vigilancia es la estrella de Wall Street por su uso de la inteligencia artificial en defensa y seguridad nacional

Camión Titán exhibido en el expositor de la compañía durante el Consumer Electronics Show (CES) en Las Vegas, Nevada, el 5 de enero de 2023.
Camión Titán exhibido en el expositor de la compañía durante el Consumer Electronics Show (CES) en Las Vegas, Nevada, el 5 de enero de 2023.PATRICK T. FALLON (AFP / GETTY IMAGES)
Macarena Vidal Liy

La niña bonita de Wall Street en el último año, Palantir, parece ser también una de las compañías que mejor representa el signo de los nuevos tiempos. La poderosa, y secretista firma de análisis de datos —toma su nombre de las piedras visionarias en El Señor de los Anillos de JRR Tolkien— es desde hace tiempo una de las estrellas en el mundo de los contratos de Defensa, del big data y de la inteligencia artificial. Ahora es la empresa de mejor comportamiento en el índice S&P500 en 2024, con una subida del 500% desde enero de ese año, pese a caídas en los últimos días. Y su consejero delegado, Alex Karp, acaba de publicar un libro, La República Tecnológica, en el que lanza un apasionado llamamiento para la colaboración de Silicon Valley en los proyectos del gobierno para innovar en seguridad nacional, incluida la inteligencia artificial: música para los oídos de la nueva Administración estadounidense.

En la visión de Karp -en un volumen que firma también el jefe de asuntos corporativos de Palantir, Nicholas Zamiska-, la “elite informática” ha “perdido el rumbo” y se dedica a desarrollar productos de consumo, y el Gobierno ha cedido el liderazgo de la creación de tecnologías rompedoras al sector privado. “La industria del software debería reconstruir su relación con el gobierno y redirigir sus esfuerzos y atención a la construcción de las capacidades de tecnología e inteligencia artificial que resolverán los grandes desafíos que encaramos colectivamente”, apuntan ambos ejecutivos en el libro.

Es un resumen del espíritu de esta compañía creada en Palo Alto por un ejecutivo que se define como progresista, Karp; su gran amigo -estudiaron juntos Derecho en Stanford- y fundador de PayPal, el ultraconservador Peter Thiel; Nathan Gettings, Joe Lonsdale y Stephen Cohen, ahora trasladada a Denver (Colorado) y convertida en un gigante tecnológico gracias a sus programas de software dedicados a procesar y analizar volúmenes descomunales de datos para sus clientes, que abarcan desde servicios de inteligencia a seguros de salud. Sus informáticos se despliegan en la guerra de Ucrania del lado de Kiev y ayudan a Israel en el conflicto en Gaza. Su consejero delegado se ufana de que Palantir se encuentra en la vanguardia de hacer a Estados Unidos “más letal” para disuadir a sus adversarios.

Palantir libra ya las batallas del futuro. Sus programas localizan bombas en Afganistán, interceptan misiles, detectan peligros o indican dónde es más efectivo disparar. La inteligencia artificial hace menos necesarios efectivos sobre el terreno - salva así vidas y crea nuevas ventajas para unas fuerzas quizá inferiores en número o balas, pero superior tecnológicamente, más ágil y eficiente en su uso de los recursos disponibles.

“Estamos en el comienzo de nuestra trayectoria, en el principio de una revolución, y pretendemos ser una piedra angular, incluso la propia piedra angular, y liderar esta revolución en Estados Unidos durante los próximos tres a cinco años”, declaraba Karp en una llamada con inversores este mes.

Una compañía rodeada de secretismo

Palantir siempre ha estado rodeada de secretismo desde su creación en 2003, tras los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, para detectar pautas en datos sin una relación necesariamente aparente entre ellos que permitieran identificar y desarticular planes terroristas.

A su software se le atribuye la localización de Osama bin Laden en la casa de campo en Pakistán donde fue abatido por soldados estadounidenses en 201x, aunque Karp -siempre dispuesto a alimentar el aura de misterio en torno su compañía- nunca ha querido confirmarlo. “Si te ganas la fama de que cuentas lo que hablas con el papa, nunca más volverás a hablar con el papa”, contaba en una entrevista al New York Times en agosto pasado este neoyorquino de 57 años, hijo de padre judío y madre afroamericana, doctor en Filosofía por la universidad Goethe de Frankfurt y apasionado del esquí de fondo noruego y del tiro a distancia.

Con el tiempo, las plataformas de la empresa se han diversificado. Gotham, pensada para los servicios de inteligencia, fuerzas armadas o policía, descubre conexiones ocultas en inmensas cantidades de información. Foundry se centra en el sector comercial, para ayudar a las compañías a analizar datos y, con ello, mejorar su toma de decisiones y optimizar sus operaciones. Apollo se asegura de que sistemas complejos de software estén permanentemente actualizados. AIP (“Plataforma de Inteligencia Artificial”) utiliza la IA en tiempo real para procesar datos de manera más rápida y eficiente en todo tipo de campos.

Aunque a lo largo de buena parte de su historia ha dependido de contratos con el Estado, Palantir se ha ido expandiendo de manera agresiva en el sector privado, desde empresas farmacéuticas que emplean sus programas para el desarrollo de nuevos medicamentos a automovilísticas que quieren mejorar sus cadenas de suministro.

Alex Karp, consejero delegado de Palantir Technologies, en un acto en Nueva York el pasado 25 de febrero.
Alex Karp, consejero delegado de Palantir Technologies, en un acto en Nueva York el pasado 25 de febrero. Brendan McDermid (REUTERS)

Un rápido crecimiento en Bolsa

En 2020, después de años de expectativa, la empresa se convirtió en sociedad anónima para cotizar en el mercado de Nueva York (con un precio de salida de diez dólares la acción). 2024 fue un año dorado para Palantir. Mientras su cotización se disparaba, sus ingresos crecieron un 29% con respecto al año previo, para alcanzar los 2.870 millones de dólares. Su principal mercado fue Estados Unidos, con unos ingresos de 1.800 millones de dólares (un alza del 38%) y donde el sector comercial aportó 702 millones de dólares, un incremento del 54%. El sector gubernamental siguió siendo su principal fuente de ingresos, 1.200 millones de dólares, una subida del 30%. Para el año fiscal 2025, la compañía prevé un crecimiento en torno al 31% con respecto al año previo, algo que elevaría sus ingresos a los 3.750 millones de dólares.

Pero tras sus deslumbrantes resultados económicos hay grandes sombras sobre las implicaciones éticas de su tecnología, muy especialmente en lo que respecta a la privacidad de los datos, algo que le ha generado problemas en Europa. Su contrato de 2023 con la sanidad pública en el Reino Unido, el NHS, estuvo rodeado de protestas.

Los defensores de los derechos civiles argumentan que sus herramientas de vigilancia a través de los datos evocan el mundo de la novela 1984 y su Gran Hermano, y pueden permitir a los gobiernos infringir la privacidad individual de los ciudadanos. Su apoyo a Israel -algunos expertos apuntan a que los programas de Palantir pudieron jugar una parte no menor para que ese país pudiera derribar la inmensa mayoría de los cientos de misiles que Irán le lanzó en abril- le ha valido denuncias sobre su respeto a los derechos humanos en la guerra de Gaza. En 2019, durante la era Trump, recibió duras críticas por su colaboración con el servicio de inmigración y vigilancia de aduanas (ICE), que ha empleado los programas de la tecnológica para localizar y detener a inmigrantes ilegales.

Su secretismo y sus vínculos con el mundo de los servicios de inteligencia también han suscitado interrogantes sobre su transparencia. Donde otros gigantes tecnológicos dan a conocer sin ambages sus avances en inteligencia artificial, Palantir actúa de manera más opaca, escudada en acuerdos de confidencialidad y proyectos clasificados.

Karp es un ardiente defensor de la IA. “Creo que mucho de todo esto se reduce a ¿vivimos en un mundo peligroso en el que hay que invertir en estas cosas?”, declaraba al New York Times, “y mi conclusión es que sí. Todas estas tecnologías son peligrosas” pero “la única solución para parar el abuso de la inteligencia artificial es utilizar la inteligencia artificial”.

Precisamente, el énfasis de la nueva administración Trump en el uso de la tecnología y la inteligencia artificial para mejorar la eficiencia del Gobierno y reducir la burocracia puede resultar un importante motor para esta compañía de análisis de datos.

Esas expectativas continuaron la subida de la cotización de las acciones de Palantir, que llegaron a alcanzar los 124 dólares este mes. Desde entonces han retrocedido más de un 25%, por debajo de los 90 dólares, después de que el Pentágono, su cliente más importante, anunciara recortes en su presupuesto para este año en torno al 8%. Pero el mercado parece continuar optimista sobre su niña bonita: tras cinco días de descensos continuados, esta semana volvían a subir.


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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.
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