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Geopolítica
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La cooperación internacional, en entredicho

Si Estados Unidos deja de ser un actor importante en política exterior, otros podrían ocupar su puesto, como ya está haciendo China en África

NEGOCIOS 02/03/2025 LAB 02
Maravillas Delgado

Desde que Donald Trump volvió a la Casa Blanca, cada día hay cambios de rumbo en políticas que afectan a la economía mundial. Uno de ellos ha sido el desmantelamiento de programas clave de la Agencia de Cooperación Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), cuya función es distribuir ayuda exterior para el desarrollo a unos 130 países. Las consecuencias inmediatas ya se han materializado con la paralización de programas de vacunación, cierre de hospitales y caos en las agencias de cooperación financiadas con dicha ayuda.

Las repercusiones a medio plazo de la congelación de la ayuda exterior no serán necesariamente las esperadas por el presidente. Aunque la medida sea temporal, podría alargarse en el tiempo. Hay un consenso entre economistas del desarrollo en que la ayuda exterior, además de tener un componente geopolítico, genera un beneficio para los países donantes que puede superar las ganancias de los países receptores. Aunque se reconoce la primacía de los intereses de los donantes, sus beneficios no suelen evaluarse públicamente de forma sistemática. La atención se centra más bien en la efectividad de las políticas y proyectos en destino.

La ayuda al desarrollo suele impulsar las exportaciones de los donantes y podría estimular las de los receptores. En cuanto a las primeras, los estudios muestran que un aumento en la ayuda bilateral destinada a un país incrementa las exportaciones del donante a ese destino, especialmente a largo plazo. Según varios estudios elaborados por el grupo de investigación de economía del desarrollo de la Universidad de Gotinga, el gasto en ayuda de donantes relevantes, como Alemania, Francia, Reino Unido, Japón, Estados Unidos y Australia hace crecer sus exportaciones hacia los países que reciben su ayuda. Cada dólar desembolsado genera, en promedio, un aumento de hasta la misma cuantía en exportaciones del donante.

En segundo lugar, impulsar las exportaciones de los países de bajos ingresos es uno de los objetivos de la ayuda dirigida a estimular el comercio. Sin embargo, lograr este propósito sigue siendo difícil. De hecho, las investigaciones indican que el efecto de la ayuda en las exportaciones de los países receptores es difícil de identificar. Además, la evidencia sobre la distribución de los beneficios de las exportaciones impulsadas por la ayuda sigue siendo controvertida. Por ejemplo, la ayuda exterior dedicada a inversiones en infraestructura, energía y telecomunicaciones ha sido efectiva en promover las exportaciones de países en Asia y Latinoamérica, no tanto así en África Subsahariana. Estos programas han beneficiado a las grandes corporaciones exportadoras de minerales, que se aprovechan de las mejoras en infraestructura y las consecuentes reducciones en los costes de comercio. Las cadenas de producción globales, a menudo dominadas por multinacionales, suelen generar rentas con subcontratos, asimetrías en las estructuras de mercado y posiciones dominantes que hacen que los beneficios de la ayuda exterior fluyan de nuevo hacia los países donantes.

La ayuda exterior sirve asimismo como un instrumento negociador en las estrategias de política comercial. Los donantes desembolsan ayudas para obtener ventajas sobre sus competidores, negociar acuerdos preferenciales o introducir cambios en las políticas económicas de los países receptores (privatizaciones, o reducciones en impuestos) que les puedan beneficiar. Donal Trump quiere quedarse solo con el componente estratégico de la ayuda exterior.

¿Qué ocurrirá si Estados Unidos deja de ser un actor importante en la ayuda internacional? En primer lugar, va a distorsionar uno de los instrumentos clave de política exterior. En segundo término, otros podrían ocupar su puesto. China ya lo ha hecho en muchos países africanos. También dañará los avances alcanzados en salud pública global. Además, perderá la oportunidad de tender puentes a países no alineados allí donde se retire como actor clave. Tal vez Estados Unidos rectifique a tiempo, como ha tratado de hacer el secretario de Estado, Marco Rubio, dictando una exención para la ayuda humanitaria, pero quizá sea demasiado tarde.


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