La empresa de té matcha que nació en Instagram
Matchaflix, fundada por dos hermanos sin apenas capital inicial, factura 1,7 millones y espera cerrar 2024 creciendo hasta los cuatro millones
A veces, para encontrar el camino del éxito en los negocios hay que recorrer otros antes que no llegan muy lejos. David Bernardo había puesto en marcha diferentes proyectos de comercio electrónico que habían fracasado, pero cuando la covid hizo que la empresa familiar en la que estaba al frente se acogiera a un erte, encontró en el aburrimiento de aquellos días una nueva oportunidad para emprender. “Esta vez quería hacerlo bien de verdad”, cuenta por teléfono este madrileño de 27 años. El té matcha, un tipo de té verde a base de hojas molidas proveniente de Asia, se cruzó en su camino. “Vi que era tendencia”, recuerda. Por aquel entonces tenía ansiedad y tras oír hablar de las bondades de esta bebida, la probó. Notaba que le daba energía, pero sin inquietud. “Me sentí muy bien y dije: ‘esto yo creo que va a ir muy bien en España”, cuenta. Así, en verano de 2020 y con una inversión inicial de 1.704 euros, nació Matchaflix.
El 80% de aquel capital lo aportó Bernardo; el 20% restante, su socia y hermana Alba, a la que propuso unirse al proyecto al poco de terminar sus estudios de bachillerato. “Todo lo dedicamos a invertir en publicidad en Instagram”, recuerda el también director ejecutivo. “Hablábamos todo el rato de qué era el té matcha, para qué servía, por qué era tan famoso en Japón y China…”, añade. A medida que ganaban seguidores en las redes sociales, buscaban proveedores cuyo producto satisficiera al cofundador.
En abril de 2021, tras dar con los suministradores con los que trabajan hoy en día y superar las gestiones necesarias, como la validación del producto y los controles pertinentes, comenzaron a vender. En apenas unos días agotaron todas las existencias. “Y desde entonces ha sido pedir stock, y se acaba”, asegura. “El tren va a pasar una vez en tu vida, pero nosotros estábamos todos los días a las siete de la mañana, peinados y en traje, por si pasaba”, cuenta Bernardo. “Estábamos muy bien posicionados, con un buen producto, con mucho movimiento en las redes sociales”, añade. En 2023, la compañía, que es rentable, facturó 1,7 millones de euros. En este ejercicio prevén alcanzar unos ingresos de alrededor de cuatro millones.
Actualmente, todos los productos vienen listos para la venta de Japón y China, donde trabajan con cooperativas y a donde viajan varias veces al año. “Estamos estudiando tener aquí la fábrica y envasar nosotros, pero tampoco nos gusta mucho por la contaminación cruzada”, asegura. Aunque el matcha y sus diferentes variedades son los protagonistas del negocio, también ofrecen utensilios para su preparación, complementos alimenticios con este ingrediente e infusiones. Además, en 2025 quieren comercializar pastillas de este té para las personas a las que no les gusta su sabor, pero buscan sus beneficios.
Tiendas propias
En noviembre de 2023 la compañía dio el salto a la venta física y hoy cuenta con dos espacios propios en Madrid; uno más céntrico, al que llamaron La Matchatería, enfocado principalmente en el consumo en el local, y un segundo, ubicado en un centro comercial, más cercano al concepto de tienda. Querían dar la oportunidad al público de probarlo antes de adquirir sus productos y ofrecer una alternativa a quienes no acababan de confiar en las redes sociales. “Toda nuestra publicidad y vídeos siempre han sido muy caseros. No hay supermodelos, no hay supercámaras. Siempre éramos mi hermana y yo, empaquetando. Mucha gente no se fiaba”, relata. Los hermanos siguen siendo los únicos dueños de la empresa, en la que trabajan 23 personas. “No hemos hecho nunca una ronda. Ni un préstamo del banco. Hemos crecido con los clientes”, apunta.
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