Cómo construir un mundo resistente al cambio climático
EL PAÍS y Acciona reúnen a expertos para hablar sobre cómo impacta el calentamiento global en las infraestructuras
El cambio climático se ha convertido en uno de los mayores desafíos a los que hace frente la economía. Uno de los sectores que vive en primera línea este aumento en las temperaturas es el de las infraestructuras. Las olas de calor, precipitaciones intensas y tormentas no solo comprometen la estabilidad de carreteras, viaductos o sistemas de movilidad, sino que también aumentan los gastos asociados a su conservación y restauración, impactando directamente en las finanzas públicas y corporativas. Adaptarlas a la nueva realidad es una prioridad cada vez más acuciante, lo que requiere emplear materiales más duraderos, incorporar avances tecnológicos, promover la innovación, agilizar procesos administrativos, actualizar el marco normativo, simplificar los trámites y una colaboración público-privada más engrasada.
El camino no es sencillo. La inversión en infraestructuras ha caído de manera drástica desde hace 15 años dejando al país por debajo de los niveles de otras economías desarrolladas. “España acumula un déficit brutal. Tocamos pico en 2009 y desde entonces hemos bajado significativamente”, reconoció Alejandro Jiménez, director de Desarrollo de Negocio y Estrategia de Infraestructuras de Acciona, durante un desayuno organizado por EL PAÍS y esta compañía, titulado Infraestructuras y cambio climático. Jiménez explicó que es importante aumentar el gasto dedicado a carreteras, ferrocarriles, puentes o cualquier tipo de obra dedicada a la movilidad, pero también a infraestructuras hídricas. Además, señaló que no todas las soluciones requieren construir nuevas infraestructuras, ya que muchas alternativas se basan en enfoques operativos y de gestión. “Hay medidas blandas, como la conservación y el mantenimiento de los cauces, que son clave para reducir el impacto de las avenidas en caso de lluvias torrenciales”.
Estas estrategias no solo resultan menos costosas, sino que también pueden ser altamente eficaces. “Estas acciones son perfectamente válidas como mitigantes del cambio climático y no requieren inversiones tan elevadas”, añadió Jiménez. El directivo subrayó la importancia de que las decisiones en materia de obra, rehabilitación, mantenimiento o cualquier tipo de intervención que se vayan a realizar tengan un sustento basado en lo que dice la comunidad científica. “Son los científicos quienes deben alcanzar un consenso sobre cómo proceder, pero, mientras tanto, hay muchas medidas que podemos implementar desde ahora”, mencionó. Toda respuesta a los efectos del calentamiento global, abundó, debe partir de datos sólidos. “Es importante que el cambio climático no se utilice como arma arrojadiza. Los congresos y las instituciones deben basar sus discusiones en datos, no en argumentos superficiales”.
La falta de un análisis exhaustivo sobre la vulnerabilidad de las carreteras sigue siendo una asignatura pendiente, señaló Elena de la Peña, subdirectora general técnica en la Asociación Española de la Carretera (AEC). “Lo más importante es saber cómo estamos, y eso a día de hoy no lo sabemos”, señala. Aunque se han realizado estudios puntuales hace algunos años, estos se limitaron exclusivamente a los 25.000 kilómetros de carreteras estatales, dejando de lado las redes autonómicas y locales. En un territorio con más de 165.000 kilómetros de vías, esta omisión supone un desafío. “La red local, que incluye carreteras gestionadas por diputaciones y autonomías, está fuera de esos análisis. Por ejemplo, lo sucedido en Valencia hace poco más de un mes afectó gravemente a las vías locales, y eso no está incluido en las evaluaciones estatales”, destacó De la Peña.
La urgencia de un diagnóstico integral cobra mayor relevancia ante el impacto creciente del cambio climático. Las condiciones meteorológicas extremas están sometiendo a las infraestructuras a un estrés sin precedentes. Aunque el Ministerio de Transportes ha licitado un contrato para valorar la resiliencia de las vías estatales, De la Peña cree que es necesario ampliar la perspectiva a un mayor número de carreteras.
Por su parte, Francisco Doblas-Reyes, director del departamento de Ciencias de la Tierra del Centro de Supercomputación de Barcelona y uno de los autores del informe del IPCC, lanzó una crítica contundente hacia el sector privado en España por su escasa inversión en investigación básica relacionada con el cambio climático. “La aportación en este ámbito es prácticamente nula”, resaltó. El sector, según el científico, debería estar invirtiendo en investigación para entender cuestiones fundamentales, como la capacidad de las infraestructuras para resistir precipitaciones extremas o la evolución de la humedad en los suelos en los próximos 50 años. “Es vuestro negocio el que está en juego, y no invertís en lo que realmente importa”, hizo hincapié frente a los demás invitados. De igual forma, Doblas-Reyes recalcó el papel de instituciones públicas como la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), cuyos pronósticos son cruciales en la gestión de infraestructuras y desastres naturales. “Sin la predicción meteorológica, cualquier actuación de protección civil, por ejemplo, no comienza, porque son los únicos que tienen información sobre el desencadenamiento de cualquier desastre que se pueda dar después”.
Liderazgo
De acuerdo con Doblas-Reyes, la Aemet debe ser defendida y apoyada debido a la relevancia social que tiene. En su opinión, muchos servicios públicos son mejorables, pero la labor de la Aemet, que permite predecir fenómenos y activar respuestas ante desastres, es esencial. “Si no defendemos estos servicios, lo único que va a ocurrir es que los perderemos”. Para Pablo Sáez Villar, presidente de la Asociación de Empresas de Conservación y Explotación de Infraestructuras (ACEX), lo que hace falta en España es de un liderazgo por parte de la Administración para echar adelante todo lo relacionado con el sector de las infraestructuras.
Durante su participación, Sáez Villar hizo referencia a una tecnología disponible en España que permite recuperar hasta el 70% del material reciclado para incorporarlo a la nueva mezcla de asfalto. Sin embargo, destacó la falta de infraestructura para llevar a cabo esta práctica a gran escala. “Solo existe una planta en todo el país capaz de realizar esta operación de manera adecuada para la sostenibilidad”. En cuanto a los efectos del calentamiento global, Sáez Villar destacó la necesidad de actuar de manera conjunta, el sector público y privado, sobre todo para cerrar la brecha que hay con otros países. Para ilustrar esta disparidad, mencionó que Alemania lleva más de 10 años invirtiendo el 70% de sus fondos en conservación de carreteras, mientras que España solo ha alcanzado el 51% en los últimos tres años, un porcentaje que antes oscilaba entre el 30% y el 35%. Esa falta de inversión en conservación preventiva obliga a la gestión a recurrir a planes de choque, intervenciones que se realizan solo cuando la infraestructura ya está deteriorada, en lugar de adoptar un enfoque más eficaz y económico de conservación preventiva.
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