Daron Acemoglu (Nobel de Economía 2024): “Si dejamos que la IA la controlen unos pocos habremos perdido el rumbo”
El profesor del MIT advierte de que las grandes empresas tecnológicas pueden ser un motor de crecimiento, pero también “poseen la capacidad de aumentar la distancia entre el mundo rico y el pobre”
Daron Acemoglu (Estambul, Turquía, 1967) ha ganado el Premio Nobel de Economía junto con su compañero del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) Simon Johnson y James Robison, de la Universidad de Chicago. El galardón reconoce sus estudios sobre por qué algunas naciones son más ricas que otras. Conversa con EL PAÍS a través de la aplicación Zoom y sostiene que un poder judicial independiente y los derechos de propiedad bien aplicados resultan esenciales para el progreso.
Además, defiende que los sucesos que ocurrieron siglos atrás afectan aún a los resultados económicos de hoy. Acemoglu es uno de los nueve profesores universitarios del MIT, el rango más alto que se puede conceder a un miembro de la facultad. Su posición económica es clara: las instituciones “inclusivas fomentan el bienestar” y las “extractivas, que concentran el poder y los recursos en pocas manos, llevan al estancamiento económico”. Su galardón era uno de esos cantados. Quizá no tanto por sus hallazgos, sino por la valentía de enfrentar algunas de las preguntas más importantes de su disciplina. Según Research Papers in Economics —una especie de gran biblioteca de esta ciencia—, es el tercer economista más citado del mundo.
Pregunta. Es coautor de uno de los mayores best sellers económicos de nuestro tiempo: Por qué fracasan los países (Deusto). El libro fue publicado hace una década, en 2013. ¿Qué cambiaría?
Respuesta. La verdad es que se escribió en 2010. Hará, casi, 15 años. El mundo ha cambiado. Pero no el mensaje esencial del libro. Hemos visto cómo otros expertos iban aportando adiciones. En El pasillo estrecho profundizamos en la capacidad del Estado, en temas culturales, y también discutimos en gran detalle por qué aún siguen fracasando las democracias actuales. En 2023 incorporamos la tecnología, el cambio tecnológico y la dirección que estaba adoptando, y analizamos por qué muchas tecnologías amenazan a las instituciones y la prosperidad.
P. En su artículo de 2019 Democracy Does Cause Growth (la democracia produce crecimiento) usted y sus coautores señalaron que el crecimiento estaba asociado a las instituciones democráticas. ¿Qué mecanismo hay detrás?
R. Hay varios. Diferentes decisiones funcionan de una manera distinta. Pero los datos generales son muy claros: la democracia gasta más en formación y sanidad. Este sistema está invirtiendo más en la educación de los trabajadores y su salud. También ayuda a eliminar las distorsiones como los monopolios, que a menudo están asociados a regímenes dictatoriales o juntas [usa el español]. Son los mecanismos que llevan a las democracias a conseguir mejores resultados.
P. Una de las bases de su pensamiento es que la independencia judicial está ligada a la prosperidad económica. En España, esta situación lleva años en duda. ¿Cómo afecta al crecimiento económico?
R. Las instituciones legales son muy importantes. Pequeños problemas en el sistema pueden socavarlas. Cuando la Justicia pierde su independencia y se convierte en un instrumento político, como en China, entonces aparecen las consecuencias graves. Para mí, la mayor amenaza radica en el momento en el que el sistema judicial se transforma en un instrumento en manos del Poder Ejecutivo. Por ejemplo, esto es una amenaza real en Israel. El 7 de octubre de 2023 [ataque de Hamás a Israel] cambió la situación y las prioridades. Pero creo que las reformas de su primer ministro, Benjamín Netanyahu, ponían en riesgo la independencia judicial.
P. En su libro de 2023, Power and Progress (Poder y progreso, Deusto), escribe que la inteligencia artificial (IA) puede debilitar la democracia.
R. Hay dos lados que me preocupan de la IA. En primer lugar, el efecto en las instituciones en general, incluidas las democracias. La inteligencia artificial es la compilación de otras tecnologías digitales y esto aumenta la desigualdad. Una mayor inequidad supone dificultar la democracia, aumentar la tensión social y la polarización. Lo vemos en los países industrializados. Pero la IA también cambia la forma en la que nos comunicamos. Se están creando grupos en la sociedad civil cuyo objetivo es obstruir la acción política.
P. IA, ChatGPT, computación cuántica. ¿La humanidad ha perdido su rumbo?
R. No diría que hemos perdido nuestro rumbo, todavía. Porque todas las tecnologías que ha mencionado, si son desarrolladas de forma apropiada, pueden transformarse en herramientas en manos de la humanidad. La IA podría servir para que las personas efectúen mejor sus tareas. Pero si permitimos que ChatGPT o la IA estén controladas por unas pocas compañías tecnológicas y se conviertan en los maestros del conocimiento y silencien a los trabajadores, entonces, verdaderamente, habremos perdido el rumbo.
P. Los ingresos medios nunca han sido tan elevados en Occidente como hoy. ¿Deberíamos preguntarnos de dónde procede toda esta riqueza?
R. Para mí no es la pregunta correcta. Es otra. La humanidad ha tenido un crecimiento espectacular en las últimas décadas. ¿Por qué no ha crecido mucho más? Hoy las naciones pobres tienen una quinta parte del PIB de España o Estados Unidos. ¿Por qué poseen tan pocos recursos? ¿Por qué no han crecido? Fracaso político, fracaso de mercado, fracaso económico. Incluso en el mundo industrializado. Si analiza, por ejemplo, las patentes, su número es mayor que nunca, pero la productividad resulta más baja que antes. Hay un fallo: deberíamos crecer más rápido. Desde luego, respetando los recursos naturales y el medio ambiente. Resulta posible, pero no es lo que estamos haciendo ahora.
P. ¿Las grandes tecnológicas han cebado la inequidad?
R. Desde luego que tenemos una crisis global de desigualdad. En Estados Unidos hay muchísimos multimillonarios y ha descendido el salario real de los trabajadores. Existe una enorme fractura si comparamos la parte superior y la inferior. Las tecnológicas poseen la capacidad de aumentar la distancia entre el mundo rico y el pobre. Pero no creo que siempre tenga que ser así. Las nuevas tecnologías, incluidas las digitales, pueden ser un motor de crecimiento en Indonesia, India, Vietnam, Turquía, México. Podrían ayudar a cerrar la distancia entre el norte global y el sur global. Pero para eso necesitamos que se dirijan a aumentar la productividad, la diversidad y el incremento de los conocimientos de los trabajadores en esas naciones. Deben ser herramientas en sus manos.
P. “Repensar el capitalismo”. Esta es una de las frases que marca nuestra era.
R. Capitalismo es un término que no uso porque significa cosas muy distintas, según la persona con la que hables. El capitalismo de Estados Unidos es bastante distinto al de Suecia. En lo que estoy de acuerdo es en la necesidad de repensar el mercado. Cualquier sistema que siga las pautas de Corea del Norte o de la antigua Unión Soviética va a fracasar malamente. Pero tenemos que repensarlo porque el mercado sin la regulación apropiada tampoco funciona. Para mí son mejores expresiones: “Repensar la economía de mercado” o “repensar el futuro de la prosperidad”.
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